Este
libro ahonda en este problema, en los límites que hay entre lo correcto social
y lo inaceptable, según los tiempos. Pero parece que la clave está en los
tiempos: lo aceptado, hace años, ahora puede ser delito; lo correcto, ahora
puede ser incorrecto; lo aceptado, inasumible. La cohorte de ofendidos es inmensa.
Las redes dejan abierta la posibilidad de no tolerar comportamientos que
podamos intuir como ofensivos hacia nosotros o hacia los otros. Existe un gran
hermano woke que regula los corazones insípidos de nuestro tiempo y las
culturas, que lo son y además diversas, aparecen como opciones intolerables.
Muchas veces me refiero al Malestar en la cultura de Freud, pero
es que no hay nada como entender que lo que para nosotros es inasumible, para
otros es absolutamente normalizado. Pasamos, automáticamente, a creer que hay
un bien estandarizado, evidentemente desde nuestra perspectiva cristiana, desde
nuestra concepción del pecado, desde el puritanismo que alimenta el alma
mediocre de los censores. Ahí se resuelve todo, no hay margen para el disenso.
Esta nueva ortodoxia (ni tan nueva ni tan moderna) asfixia el ambiente, lo hace
irrespirable en muchos casos porque deja en manos del censor la responsabilidad
de la cancelación, sin defensa para la víctima, ni posibilidad de
rehabilitación, sin derechos, porque no hay ley que ampare el disenso, la
heterodoxia. Se requiere un proselitismo militante, ciego, absoluto con las
normas establecidas; nadie sabe muy bien por quién, pero sí para qué.Mi querido
Espinosa y su Escuela de Mandarines, ¡qué brillante y visionaria
fue tu obra!
La
estructura epistolar de la novela no acaba de funcionar porque carece de
interés, es trivial, esperable; los lugares son comunes, se suceden y carecen
de la frescura cruel de sus otras novelas, sin embargo, apetece leerla,
entregarte a la inmersión en el mundo woke, en el Me too, se
puede tomar desde la parodia y así, uno, se entretiene.
Mi
conciencia de clase media me decía: todas las facturas las pagas con tus
novelas y tus artículos, viajas por todo el mundo porque traducen tus libros y
el billete lo paga el contribuyente, así que en el avión compórtate. Había que
dar pruebas de honestidad. Y lo hice. Rozando la paranoia, incluso. Fumaba
toneladas de maría, y eso agudizaba los pensamientos recelosos.
Óscar
y Rebeca mantienen una relación epistolar a través de internet. El alcoholismo;
la adicción a las drogas; el periplo vital por el vicio y el placer; la
creación; la pandemia; los narcóticos anónimos; el Me too; la
cancelación o el feminismo hacen un cóctel en el que la autora se encuentra
cómoda, destripando algunas verdades de la burguesía contemporánea, miedos y
dificultades para sobrevivir en un mundo vacío, repito que la narración no es brillante, lo cotidiano la
alimenta, pero se deja leer en su descuido técnico.
Tal
vez ya no escribo porque ya no bebo. Me pregunto si mi problema era que no
bebía lo suficiente. Malcolm
Lowry, Scott Fitzgerald, Margarite Duras, Chandler, Truman Cappote, Stephen
King, Hammett, Dorothy Parker, Steinbeck, Jean Rhys, Patricia Highsmith,
Hemingway, Elisabeth Bishop, Raymond Carcer, Georges Simenon… un vicio de
blancos. Están los jazzmen negros y la heroína, los
músicos negros y todas las drogas que se te ocurran, están los deportistas
negros y la droga, los actores negros y la droga, pero los novelistas negros,
ya sean americanos o haitianos o franceses o keniatas, nunca vendrán a tocarte
los cojones con sus dificultades para crear. Entre los grandes escritores
negros no hay tradición de alcoholismo. Así que rectifico, me digo que si
Baldwin no tenía que beber igual es que para ser un buen autor no es
obligatorio.
La
tenemos en Random House
Colección
Random House
Páginas
264
Traductor
Robert Juan-Cantavella
Target
de edad Adultos
Tipo
de encuadernación Tapa blanda con solapas
Idioma
ES
Fecha
de publicación 14-09-2023
Autor
Virginie Despentes
Editorial
RANDOM HOUSE
Dimensiones
139mm x 230mm
«He
leído lo que publicaste en tu cuenta de Insta. Eres como si una paloma se me
cagara en el hombro: una guarrada asquerosa. Buáá buáá buáá soy una mierdecilla
que no le interesa a nadie y berreo como un chihuahua para ver si me hago
notar. Vivan las redes sociales: has logrado tus quince minutos de gloria. La
prueba: te estoy escribiendo». Rebecca, una actriz en la cincuentena con una
carrera en declive, responde con estas duras palabras a Oscar, un novelista
cuarentón que acaba de insultarla en redes sociales. Al darse cuenta de que ya
se conocían, nace entre ellos una correspondencia en la que irán deponiendo las
armas. Ambos recordarán el pasado y su afición por las drogas, hasta que Oscar
es acusado de acoso sexual por su antigua responsable de prensa.
Novela
de rabia y consuelo, Querido capullo es un incisivo análisis de
nuestra sociedad a través del punto de vista de un hombre cancelado, una actriz
olvidada y una joven acusadora, en un relato que demuestra que la amistad puede
hacer frente a cualquier debilidad humana. En una novela que está
revolucionando las letras francesas, Despentes despliega todas las aristas del
#MeToo, de los feminismos, de las redes sociales, de las adicciones y de lo que
significa envejecer en nuestra sociedad.
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