Con la novela histórica tengo una relación de amor odio, me explico.
Cuanto más novela es la historia, paradójicamente, menos me gusta,
conclusión, que si hay historia, en sentido absoluto, pues me gusta.
Esta
novela está en la segunda categoría, desde mi modesto punto de vista es
una novela fallada, por lo tanto se convierte en un libro de historia,
ergo, me encuentro más cómodo a pesar de que la historia me cuesta más
que la novela, de leer, se entiende.
Es un libro erudito, muy
trabajado y documentado, el autor ha luchado contra la historia y ha
conseguido cierta objetividad, aunque no siempre, por ejemplo es clara
su pasión por Leopoldina de Austria. ¿Y nuestro personaje? Pedro I de
Brasil es un personaje alucinante, heredero de la corona de Portugal, se
convierte en Emperador de Brasil proclamando su independencia, hereda
la corona portuguesa renunciando en favor de su hija María, elabora la
constitución liberal brasileña, que pervive 65 años, es precusor de la
eliminación dela esclavitud, abdica en favor de su hijo, lucha en Europa
contra su hermano Miguel que restablece la monarquía absoluta en
Portugal y restablece la monarquía parlamentaria después de una pequeña
guerra civil. Personaje fascinante, de los más fascinantes del siglo
XIX, sin duda.
Por eso a quien le guste la historia, la densidad, la
reflexión con algún toque novelesco, se obsesiona en exceso con los
ardores genitales del emperador, que el folleteo siempre vende bien,
¡ja!, pero a pesar de todo eso, y gracias a ello, virtudes y defectos,
hacen del premio Planeta una lectura apetecible.
Os dejo lo que dice la editorial Planeta sobre el libro, como siempre:
Convertido
en emperador de Brasil a los veintitrés años, Pedro I marcó con su
huella la historia de dos continentes. Desmedido y contradictorio, las
mujeres fueron su salvación y su perdición: mientras su esposa, la
virtuosa Leopoldina de Austria, lo llevó a la cumbre, su amante, la
ardiente Domitila de Castro, lo arrastró a la decadencia. Cuando el
inmenso Brasil se le hizo pequeño y el poder dejó de interesarle, puso
su vida en juego por aquello que creía justo. Y alcanzó la gloria.
Con
la belleza exuberante del trópico como telón de fondo, Javier Moro
narra con pasión por el detalle la prodigiosa epopeya del nacimiento del
mayor país de Sudamérica.
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