Al
igual que la pintura, la literatura, que es el único arte verdadero
-es la única que ficciona de manera absoluta la realidad- no siempre
se conforma con realizar retratos más o menos afortunados de la
realidad que la rodea. Desde sus inicios ha tenido autores que han
intentado revolucionarla, cambiarla, hacerla más interesante. De lo
último que he leído, quitando a los clásicos Joyce o Martín
Santos, me ha gustado Foster Wallace y Mallo. El
intento de hacer otra literatura de lo posible, de describir el mundo
que nos rodea con una perspectiva personal y única, se convierte en
una necesidad en un mundo dominado por los gustos editoriales que
tiranizan la libertad del lector. Es paradójico que, cuantos más
libros se publican, menos libertad de elección tiene un lector
abducido por el merchandising y el peso de la trituradora de los
media. Así, estos libros, escritos con mayor o menor fortuna, son
una bocanada de aire fresco en el universo literario porque enfrentan
al lector con sus límites culturales, con sus estereotipos
literarios e, incluso,con sus gustos.
Tao
lin es un autor norteamericano, de culto, que se desliza por esta
nueva literatura encarando el desencanto y la anomia de una manera
brillante, minimalista, mínima por lo tanto, esencial, desprovista de literatura, vaya. El libro que os presento consta de quince cuentos en los
que el autor aborda el desencanto de vivir en un mundo tecnológico y
previsible, la falta de fuerzas para enfrentarse a los retos
tradicionales del ser humano. Lo hace con un estilo Bukowski,
igual es una fijación personal del que os escribe, pero me ha
recordado mucha de su literatura. No hace que los personajes se
refugien en el alcohol o las drogas, no, los personaje de Tao
son fantasmas inseguros, deprimidos, solitarios, que carecen de
perspectiva vitales, de la ilusión necesaria por seguir luchando en
la hostilidad de un mundo para el que no están preparados.
Richie
Es
el primer cuento. En él unos secuestradores cogen a una familia de
hijo único. Este nos cuenta, desde su perspectiva, la distancia
abismal entre sus padres y entre estos y él. Vemos cómo la
incomunicación se irá convirtiendo en uno de los temas favoritos
del autor, la incomunicación y la falta de cosas que nos tenemos que
decir entre nosotros. Me parece magistral, duro, poético, en
ocasiones metaliterario. Juega con el lenguaje, con el sentido del
espacio de la trama, con el argumento. La historia te atrapa con un
sentimiento de asfixa y desencanto, con la decadencia del amor y el
de la tiranía de un yo absoluto encarnado por el padre; este egoísmo
sin límites es el que tiraniza las relaciones, ya que el único fin
de la existencia se convierte en una necesidad individual de huida
enfrentado a la necesidad colectiva de la familia.
Mi
mamá y mi papá no hablan entre ellos. Están enojados uno con el
otro. No hablan./Nunca lo hicieron. Pero siempre había algún lugar
adonde ir. Otra habitación. Ahora no tienen adonde ir. No hablan.
La
entrada del garaje.
En
este cuento, o relato, como queráis llamarlo, la primera persona
funciona muy bien como canalizadora de la narración. La acción se
desarrolla por impactos, a golpes, como son los pensamientos del
azar, como es el caos que rige la vida, así va explicando el
desorden sin nombre. Es cierto que existe una nueva literatura que no
se limita a describir, transformándola, la realidad, sino que la
vive y la recrea con la palabra.
Ves
a la playa.
En
ocasiones el relato se hace frenético, rápido, pasa como una
ilusión ante nuestro ojos, es fugaz. Apenas si hilvana la trama que
se convierte en una alucinación de los sentidos y es el lector el
verdadero artífice del hecho literario, ya que esta alucinación
solo es posible si existe una construcción por parte de este.
-Estás
más tranquila que antes -digo- Las últimas semanas estuviste más
tranquila, más deprimida, y me parece que más nerviosa./
-Eres
una persona -digo./-Quiero una galletita dulce -dice- Quiero una
galletita dulce. Quiero una galletita dulce. Quiero una galletita
dulce.
Debería.
La
fugacidad de la relaciones, el sexo sin perspectivas, la ausencia
absoluta de ganas de hacer nada, de follar, de no follar, la
imposibilidad de darse en la lejanía vital de los personajes, la
soledad que arraiga como una enfermedad en sus conciencias,
configuran este relato obsesivo y dinámico.
Cáncer.
Todos
tenemos cáncer, nuestro teléfono, nuestra ropa, nuestros padres,
nuestros hermanos, nuestros hijos, todo se pudre sin remedio:
nuestras conversaciones, nuestra vida, nuestra visión de las cosas.
Ella bsurdo cmo motor de una realidad extrañada. ¿Qué es lo que
nos pudre?
Delfines.
Sigue
con el absurdo: las imágenes que se suceden configuran un espacio
donde se busca el amor y la comprensión.
Cuando
tenía cuatro años fui a un crucero en las Bermudas con m hermano.
Mi hermano era viejo. Tenía veinticinco. Un día, en el crucero,
estábamos en la cubierta superior./ -¿Dónde están mis
papás?-dije- Se supone que tengo una mamá y un papá./ Mi hermano
me miró fijo un rato muy largo. Me levantó y me tiró al océano.
No grité. Pensé que debía ser normal que te tiren al océano desde
un crucero./Fui criado por delfines.
Navidad.
El
cuento no deja de ser un espacio abierto a la imaginación, donde se
encuentran lector y escritor para configurar un espacio nuevo y
original.
La
pared que camina.
Una pared que camina, que
abre nuevos caminos, que divide de nuevo el espacio, que engulle a la
gente. Es la recreación de este nuevo espacio literario, esta nueva
dimensión creada con palabras.
Taipei,
Taiwan.
Uno de los inconvenientes
de leer a ciegas es no saber a qué género podemos adscribir una
nueva tendencia literaria, cómo se llama, si tiene nombre, si el
propio autor se autodelimita, si ha fundado una nueva corriente con
manifiesto y todo. No me importa mucho.
En este relato sigue con
la extrañeza ante un mundo que parece desconocer, alucinado ante el
caos, de ahí el juego gramatical, las diferentes construcciones de
la trama, la reiteración. Taipei como un Dorado que se convierte en
una jaula para el que no tiene esperanzas de futuro.
Error.
En este relato vemos como
la desesperación, la incomunicación, la soledad del hombre enfrenta
a este con un destino sin perspectivas de cambio. La apatía, el yo
que se descompone y no alcanza a reconstruirse reflejado en una madre
que padece una demencia incontrolable y onomatopéyica. La familia se
convierte en un zoológico demencial donde se cobra entrada para ver
a los zombies. Como la vida carece de ningún sentido es sustituida
por el monstruo del aburrimiento.
Ladrones.
Aquí lo cotidiano se
convierte, de nuevo, en algo absurdo: una víctima habla con los
ladrones de su casa, se acuesta mientras estos la desvalijan, los
reencuentra y uno le da su tarjeta. La cotidianidad es la desidia
ante lo que acontece, la extrañeza que no se puede estructurar.
Candace.
En este relato sigue
trabajando sobre la alucinación ant un mundo incomprensible e
incomunicado.
Estoy en la cama de
noche. Pienso Kafka. Me río fuerte. La luz está prendida, la
quiero apagar pero no quiero moverme. La cabeza de una hormiga es
dura y blanda, pienso./Dura y fría./Quiero que me trasplanten
el corazón de una hormiga, pienso./Porotos de soja,
pienso. Tofu. Alga marina. Arroz blanco.
Paseo.
Es un cuento en que la
trama parece que adquiere más sentido: una familia hace un viaje en
un coche para ver al padre que está en prisión. Las diferentes
voces se superponen para realzar la historia.
¡Sandy,
canadiense!¡Nunca vas a leer este cuento!¡Chao!
En este relato sigue
trabajando esta literatura impresionista, a golpes, de la que os he
ido hablando a lo largo de los cuentos. Su finalidad es que el lector
sea capaz de elaborar su propio relato, de construir aquello que en
realidad quiere leer. El relato está escrito utilizando el signo de
exclamación como en un sms, o un mail, alterando la
tranquilidad del lector. Es un grito desesperado.
¡Un
chico llamado Sandy vino en avión desde Canadá hasta Florida y
aterrizó adentro de una casa!¿Él y su mamá y su tío y tía y
hermana y padre llenaron una casa!¡Sandy decidió caminar hasta la
puerta de entrada!¡Y salió de la casa!¡Había viento y sol y
fuimos amigos!¡Había lagartijas!
El
novelista.
Con este relato acaba el
libro. En él nos cuenta la historia de alguien que escribe su novela
en las manos, en los brazos mientras observa en un supermercado a los
clientes. Sigue con esa rapidez, con esa sucesión infinita de ideas
que tanto me ha gustado.
Camino
detrás de ella. La sigo. Se detiene, extiende el brazo hacia un
estante,a garra un libro, pone el libro adentro de la canasta. Me
mira. La miro. Trato de sonreírle. No me sale./Miro el piso. Sigo
mirando el piso. Echo un vistazo. Ya se fue. Camino hasta la sección
Poesía. Me siento en el piso./Pienso, Esto va a mi novela. Saco un
lápiz del bolsillo./Escribo esto en mi mano.
No siempre podemos leer
libros que nos describan un mundo maravilloso que nos haga sentirnos
de cuál o tal manera. En ocasiones necesito experimentar que el
hecho de ser un lector merece la pena, que cuentan conmigo, que puedo
re elaborar mi propio imaginario.
El libro lo tenemos en Dakota editora.
Los cuentos de hoy el cielo está azul… tratan acerca de personas deprimidas, solitarias, alienadas, con baja autoestima, fobia social y otros problemas. Sus personajes a menudo se sienten confundidos o frustrados, emocionados, aburridos o felices. Algunos de los autores favoritos de sus personajes incluyen a Schopenhauer y Fernando Pessoa. Algunas de las películas favoritas de sus personajes incluyen Gattaca, Yi Yi, El país del silencio y la oscuridad, Funny Ha-Ha, La rueda del tiempo, La profesora de piano y Chungking Express.
_“Tao Lin es profundamente inteligente, gracioso y fervientemente dedicado, tal como queremos que nuestros jóvenes artistas lo sean”.
Sam Anderson, The New York Times
_“Aunque tengas que leer a Tao Lin si querés al menos aparentar que estás al tanto de las últimas tendencias literarias, todavía hay allí algo antiguo: preocupación por la gente, por la verdad, el deseo de que las vidas podrían ser mejor vividas”.
Nicholas Lezard, The Guardian
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