sábado, 21 de junio de 2014

Cuentos de humor negro, Saki, Hector Hugh Munro

Hace poco se reflexionaba en este blog sobre mi desconocimiento de un autor, se me preguntaba cómo era posible que no conociese su obra o, si esto no era así, que no hubiera leído ninguna de sus obras, como si el mundo de la literatura fuese un coto finito y controlable de letras, argumentos y  conocimientos. Así que me he preguntado que cómo era posible, que cuántos cómo era posible hay en mi vida, cuántos autores desconozco, no he leído o he ignorado con mayor o menor fortuna. Mis respuestas no pudieron ser más inquietantes, muchos, cientos, miles, millones, seguro, porque son millones las historias que desconozco, las tramas que se me escapan, las inteligencias a las que no accedo. Mis lagunas como lector son incontables, no pueden ser abarcadas con normalidad porque no las conozco. Siempre encuentro un libro nuevo que me llama, un desconocido que me invita a penetrar en su mundo ficcional y a encantarme, o no, con lo que me ofrecen como un tributo a un dios cualquiera, porque la literatura es eso, imposibilidad de abarcarlo todo, angustia por lo que falta por hacer, pero placer por lo hecho y gozado.

El cuento, el relato breve, la novela corta, son géneros muy complejos porque intentan acercarnos a la trama de manera inmediata, sin engaños ficcionales o recursos argumentales que despistan el hecho lector. El cuento es el género narrativo por excelencia, y pocos como los ingleses lo practican y lo llevan a su máxima expresión. Hoy os traigo un autor excepcional, del que Tom Sharpe dijo «Si empiezas un relato de Saki, lo terminarás. Cuando lo hayas terminado querrás empezar otro, y cuando los hayas leído todos, nunca los olvidarás. Se convertirán en una adicción, porque son mucho más que divertidos» o el gran Jorge Luís Borges «Saki da un tono de trivialidad a relatos cuya íntima trama es amarga y cruel. Esa delicadeza, esa levedad, esa ausencia de énfasis puede recordar las deliciosas comedias de Wilde». Y es así como ocurre porque lo ficcional se convierte en real, en esperable, por eso el lector se ríe de la desgracia ajena, de lo abusivo, del dolor mentiroso de la literatura y de sus personajes creados con letras y sintaxis. El humor negro es doloroso, cruel e impactante, pero Saki lo toca con su maestría inigualable y nos hace reírnos de nuestros propios miedos y del prójimo, por el mero hecho de que los sacrificados, por el momento, no hemos sido nosotros.
La obra se estructura tomando una serie de relatos sobre los temas más diversos, y he decidido que lo que vamos a hacer es presentarlos uno a uno, porque esta es la grandeza del relato, cada uno es un universo individual.
Sredni Vashtar. Conradin es un niño desahuciado, solitario, tiranizado por una nany intolerante. Venera a un hurón como a un dios, al que le ofrece presentes para liberarse de la tiranía, da nombre al cuento. Sus plegarias serán oídas cuando ella intente deshacerse de este. Divertido, cruel, amargo.
El Huevo de pascua.Este cuento reflexiona sobre el momento en que puede aparecer el valor, es decir, cuando menos se le espera, porque los cobardes pueden tener accesos de dignidad.
Esme.¿nos imaginamos a una hiena que se ha escapado de un zoo particular devorando a un niño gitano mientras dos damas perdidas de una cacería observan cómo los gritos se elevan en una mañana apacible? Pues Saki sí.Me fascina como apura lo trivial, lo surrealista, para convertir algo tan trágico en irónico.
Tobermory.Aquí nos encontramos ante un relato inglés con mayúsculas, con una ironía y una mala leche, una crítica  a la burguesía superficial e insulsa, maravilloso, divertido y cruel. Un gato que ha sido enseñado a hablar, Tobermory puede hablar nuestro idioma con absoluta corrección, por un científico, irrumpe en una reunión social para cotillear sin compasión virtudes públicas y vicios privados de los asistentes. ¿La solución? Matarlo, claro. Muy divertido, la verdad. Bertie van Tahn, tan depravado ya a los diecisiete que hacía muchos años había abandonado todo intento de volverse peor
El alce.La historia de Teresa, viuda de Thropplestance, anciana con un nieto casadero, nos cuenta la historia de cómo las damas de la alta sociedad intentan casar a sus hijas con él, con fina ironía, de cómo estas damas intentan agasajar, convencer, y de cómo el destino las humilla, de cómo Bernie, el nieto, va salvando una tras otra de un alce asesino, y de cómo este va quedándose sin candidatas.
El alma de Laposhka. Divertidísimo cuento de un gorrón profesional que muere por no haber pagado una cuenta y no haber podido recuperar el dinero; por eso su alma se aparecerá al deudor de tal agravio hasta que este no pague donde debe. Es un cuento divertido, mordaz e inteligente.
La reticencia de Lady Anne. Cuento de humor negro sobre la trivialidad de las relaciones burguesas en el matrimonio, sobre la incomunicación y la distancia, sobre la vida y la muerte en vida. Hay ocasiones en que algo inesperado focaliza una conversación.
El buey cebado.Nos cuenta la historia del artista de paisajes Theophil Eshley. El humor sustentado en lo absurdo se construye sobre una base de expectativa de lo irrealizable, de la ruptura de la lógica narrativa para introducir un discontinuo en la linealidad que sorprenda lo obvio y convierta la acción en diferente. Un buey, por ejemplo, en un jardín, luego una salita y este comiéndose los crisantemos, un pintor de vacas y nogales con un caballete, por ejemplo, son ingredientes más que suficientes para provocar la risa.
Tendencias encontradas.Vanessa Pennington tenía un marido que era pobre, con pocos atenuantes, y un enamorado que, si bien era holgadamente rico, tenía el inconveniente de ser escrupuloso. Así se nos presenta esta historia que no puede contar de una manera más mordaz el adultario y las ansias de ascenso social de una mujer.
La benefactora y el gato satisfecho. Como podemos ver en varios de sus cuentos, Saki critica de manera feroz, no en vano utiliza el formato de cuento negro, a esa burguesía sin sustancia, aburrida y estúpida que trata a sus trabajadores con desdén y superioridad moral, pero que, en el fondo, esconden una intrascendencia absoluta.
La jauría del destino.Digamos que es un cuento negro. Efectivamente. Un vagabundo que se está muriendo de hambre, es confundido con el señor ausente. Es informado que es odiado por todos en el pueblo, pero su parecido con el ausente le ayuda a engañar y poder vivir con cierta holgura. Un día volverá alguien que fue enemigo acérrimo del señor, por ello tendrá que huir para que no lo maten. Sin embargo el destino igual ha de cumplirse, sea el nuestro o el de otro.
Laura. -No te estará muriendo de verdad, ¿eh?-preguntó Amanda.
-El doctor me dio permiso de vivir hasta el martes- dijo Laura.
-¡Pero si no es sábado!¡La cosa es grave!-dijo Amanda, con la boca abierta.
-No sé si sea grave; lo que si es cierto es que hoy es sábado-dijo Laura.
-La muerte siempre es grave-dijo Amanda.
-Nunca dije que me iba a morir.
Sí, es así de divertida su lectura. El cuento transcurre con el convencimiento de Laura de que se va a reencarnar en diferentes animales y personas, y así la animadversión hacia el marido de su amiga podrá prolongarse por los tiempos de los tiempos.
Los lobos de Cernogratz.Su formato es más de leyenda con un estilo muy de nuestro Bécquer. Lobos, bosques y, por supuesto, un castillo que nos cuenta la historia de una familia que, cunado muere, es reclamada por el aullido de los lobos.
La música del monte.Cuando Sylvia consigue que su mustio marido Mortimer vaya con ella a una granja de campo, descubre que este venera a Pan, dios de los bosques. Un sabotaje de esta a destiempo contra la divinidad, le atraerá la ira del dios.
El cuentista.Una tía y sus sobrinos van en un tren. Ella no sabe contar cuentos, los que cuenta son aburridos y previsibles, pero un solterón que se encuentra allí se ofrece a contarles a los niños un cuento impropio que entusiasmará a los niños porque esperar siempre lo obvio es cansino, y lo impropio y vedado da alas a la imaginación.
La telaraña. En muchos relatos hay un gusto por acercarse a la intuición primitiva del hombre que vive en el campo, intuición de la muerte, por ejemplo, que se acerca como un ente material, como una presencia cierta.
.Y volvemos a reírnos, la trivialidad burguesa, el encorsetamiento de las relaciones van tomando forma para contarnos que la libertad es algo complejo y vedado en ciertos estratos sociales.
Yo he maneja do un libro descatalogado, creo, de la editorial Fontamara, aunque es muy fácil hacerse con uno en Anagrama, o en Norma.

4 comentarios:

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