domingo, 9 de agosto de 2015

Nada se opone a la noche, Rien ne s'oppose à la nuit, Delphine De Vigan



PN 812La biografía es un género extremadamente anodino y prescindible. Siempre ha habido un gusto por saber los secretos más recónditos de los grandes hombres y mujeres, todas y cada una de sus ocultaciones más íntimas, desentrañar, sin pudor, sus miserias para convertirlos en seres humanos como nosotros, idénticos, para desmitificar el genio que pudiera haberse escondido tras las acciones sobresalientes que los llevaron a la fama. Ahí radica el interés, en la fama, en sus obras, en sus inventos, literaturas o artes, sin embargo no podemos perdonarles su condición de hombres o mujeres, necesitamos saber de sus miserias. Hoy en día es difícil que prospere la biografía, claro, hay cientos de programas que desnudan, a diario, a esos personajes que antes podíamos observar con un cierto misterio, rodeados de un aura divina que los hacía intocables. No hay nadie intocable ya, todos somos víctimas de la pornografía obscena de lo público, de las redes sociales, de los programas de cotilleo que vienen a ser, más o menos, un género reestablecido de biografías no literarias.

También está el panegírico, los relatos a medida de la megalomanía de los lectores ávidos de encontrar en el personaje descrito, las cualidades del genio, del dios en la tierra, del hombre o mujer que querrían haber sido. Estas biografías sí que son útiles, te permiten no tener que adentrarte en la ideología logros u obra del biografiado, ya te lo cuenta el autor de turno y te convierte, de manera gloriosa, en una eminencia sobre el mismo. Muy útil, ya digo.

El libro que os presento es diferente, es cierto que es un intento desesperado de la autora, Delphine, por rescatar a su madre de las garras hostiles de tres memorias: la propia de la madre, sus pocos escritos; la memoria de la familia, hermanos, abuelos; y la propia de la investigación de la autora en su doble versión de hija y escritora. Esa multidimensión hace que la biografía de una persona anónima adquiera una dimensión diferente, renovada. No es un panegírico sobre las virtudes teologales de la madre, ni un panfleto solidario sobre la filiación, o un opúsculo reivindicativo sobre la memoria, en absoluto, es un ejercicio literario de reconstrucción de la historia, de autoregeneración de la memoria, de aventura personal en el laberinto de los recuerdos propios y ajenos, porque el libro no solo es un intento de conocer y reencontrarse con la madre ausente, muerta, suicidada, no, es también un intento de encontrarse a sí misma de la autora, de descubrir los pilares básicos de su ser.

La autora trabaja, al estilo Cercas, sobre una base metaliteraria de reflexión sobre el propio hecho de la escritura y sobre la dificultad de ordenar las fuentes, es un ejercicio de pura literatura que el lector agradece porque entiende el artificio, pero también la extremada dificultad de aceptar el propio recuerdo y la construcción que va haciéndose de la madre biografiada. Así la memoria se va construyendo con retazos de otros recuerdos contrastados con los nuestros, con fotos, con relatos y así se van construyendo los espacios inciertos que dan lugar a la trama. Escribir sobre el otro, convertirlo en personaje de ficción, es algo muy complejo porque los límites entre el personaje real y el ficcionado a través de la literatura son débiles, y por supuesto, literarios.

Es una novela de la memoria, una investigación objetivada en un principio y pervertida por el yo, después. Intenta reconstruir la historia haciendo historia, volviendo a las fuentes, a los documentos y a los testimonios. Como novela es anodina, no es suficientemente interesante la trama, es insulsa: la infancia, la adolescencia de Lucile, porque no hay nada excepcional, literario, la mujer es un personaje forzado en la trama. Pero la obra cambia, pierde el objetivismo artificial y toma el yo, la reconstrucción literaria de la memoria y la obra adquiere una nueva dimensión. Entra en la literatura.

Comiendo con una amiga, en pleno bloqueo de escritura, mientras terminada estas transcripciones. (…)

La escritura es imponente. Como mucho permite plantear preguntas e interrogar a la memoria. (…)

Durante varias semanas, me pregunté si debía mencionar esos elementos de una forma u otra, o bien considerar que no tenían nada que ver con mi objetivo. (…)

Escribo de Lucile con mis ojos de niña que creció demasiado deprisa, escribo ese misterio que siempre fue ella para mí, a la vez tan presente y tan lejana, ella, que, desde que cumplí diez años, nunca más me cogió en brazos.(…)

Desde el momento en que Lucile se convirtió en madre, es decir, desde que aparecí en la vida de Lucile, he abandonado toda tentativa de relato objetivo en tercera persona. Quizá me pareció que el yo podía integrarse en el relato mismo, intentar asumirlo. Es mentira, por supuesto. ¿Qué he visto yo desde lo alto de mis seis meses, mis cuatro años, mis diez años (e incluso desde mis cuarenta)? Nada. (…)

Es un libro interesante, en un sentido literal, de memorias, diversas, de muchos, que va de la biografía a la literatura en un intento de honradez en la escritura muy notable. Lo tenemos en Anagrama y aquí os dejo datos de interés.

ISBN 978-84-339-7842-4

PVP SIN IVA 19.13 €

PVP CON IVA 19.90 €

NÚM. DE PÁGINAS 376


TRADUCCIÓN Juan Carlos Durán



Después de encontrar a su madre muerta en misteriosas circunstancias, Delphine de Vigan se convierte en una sagaz detective dispuesta a reconstruir la vida de la desaparecida. Los cientos de fotografías tomadas durante años, la crónica del abuelo de Delphine, registrada en cintas de casete, las vacaciones de la familia filmadas en súper ocho o las conversaciones mantenidas por la escritora con sus hermanos son los materiales de los que se nutre la memoria. Nos hallamos ante una espléndida y sobrecogedora crónica familiar, pero también ante una reflexión sobre la «verdad» de la escritura, porque son muchas las versiones de una misma historia y narrar implica elegir una de esas versiones y una manera de contarla. Y esta elección a veces es dolorosa, porque en el viaje de la cronista al pasado de su familia irán aflorando los secretos más oscuros.

La novela más galardonada (5 premios) en Francia en 2011 y con mayor número de lectores (500.000).

«Un bello canto de amor filial» (Fabrice Gaignault, Marie Claire).

«El resultado se revela cautivador y salvífico» (Alexandre Fillon, Le Figaro).

«Un relato sensible y fascinante, que nos devuelve el eco de nuestras propias heridas» (L’Express).

«Este magnífico testimonio la confirma escritora contemporánea de referencia… Sus reflexiones sobre la necesidad de escribir para aprehender la realidad o sobre el significado de la lectura y la cultura para el desarrollo intelectual y moral del individuo componen uno de los centros de atracción más poderosos del libro. Son muchas las razones por las que Nada se opone a la noche se convirtió en la novela más galardonada en 2011 en Francia, con cinco premios, y la más vendida, con 500.000 ejemplares. De Vigan está reinterpretando su familia… Su libro se acaba convirtiendo en un perfecto espejo donde se refleja lo que se podría considerar alma familiar o ADN emocional… La intensidad del libro es, sin duda, otro de los méritos de esta espléndida obra… Esta novela, en su voluntad de interpretar la superficie, nos arrastra hacia estratos abisales donde se configura lo que somos. En definitiva, imprescindible» (Sònia Hernández, La Vanguardia).

«La escritora indaga en el origen de un dolor interno que, más que conocer, intuye. Un rastro que la llevará a descubrir, bajo ese telón de familia ejemplar, secretos ocultos… La obra se planteó como una cartografía personal, pero la narración también se erige como una oportuna y sincera reflexión sobre la objetividad de la memoria y la función de la literatura –sus posibilidades, dificultades y límites–, al abordar los irregulares y complejos contornos biográficos» (Javier Ors, La Razón).

«De Vigan esculpe una historia conmovedora y enormemente contemporánea, existencial, al abrir en canal la memoria familiar… De Vigan se enfrenta a la violencia de los secretos con el arma de la escritura, en un ejercicio experimental que supone también una reflexión sobre la propia redacción… Una novela rotunda, violenta, pero con esa armónica fragilidad de los vínculos afectivos… Es también un canto a la supervivencia, al amor irrenunciable, enfurecido y resignado a los nuestros. A la madre que nos tocó y a la madre que nos hubiera gustado tener. A la madre que nos cuidó y a la que no nos protegió, a la que estuvo y a la que se ausentó. A la madre viva y a la madre muerta. Un canto a la herida mortal que nos conforma y nos destruye, como un estigma invisible, y que la mayoría llama familia» (Sandra Faginas, La Voz de Galicia).

«Un relato híbrido y oscuro que mezcla narrativa convencional y autobiografía» (Lucía Lijtmaer, Marie Claire).

«Una novela catártica en la que trata de entender la vida y muerte de su madre» (Isabel Loscertales, Woman).

«La novela de Delphine de Vigan, que ya arrasó en Francia el año pasado, aterriza en nuestro país con la intención de llegarte al corazón» (Glamour).

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