martes, 26 de julio de 2016

Mr Vértigo, Paul Auster

Me gusta encontrarme con libros clásicos. Un momento. Cuando digo clásicos no quiero decir canónicos, necesariamente, me refiero a libros de corte clásico, con un sabor decimonónico o a una literatura concreta. Lo descubres por diferentes aspectos de la lectura como la estructura, el movimiento de los personajes, el volumen de la trama, la construcción de los caracteres o la sucesión de momentos históricos. Siempre reconforta encontrarte con ellos, te estaban esperando y os alegráis mutuamente si os encontráis en una lectura.
Paul Auster es un artista, por ello las referencias metaartísticas en sus obras son constantes: el cine como expresión de nuestro tiempo, la propia literatura, la fotografía o la propia ficción. Es un maestro a la hora de crear esos nexos de unión entre los diferentes ámbitos. Porque la literatura de nuestro tiempo transgrede el género, al menos desde el punto de vista canónico, para encontrarse con nuevas modalidades que la engrandecen y fortalecen.


Dunbar y Battiest. Jumbo y Plunketsville. Pickens, Muse y Bethel. Wapanucka. Boggy Depot y Kingfisher. Gerty, Ringling y Marble City. Si esto fuese una película, aquí es donde las páginas del calendario empezarían a volar. Las veríamos revolotear contra un fondo de carreteras rurales y malas hierbas secas arrastradas por el viento, y luego los nombres de esas poblaciones aparecerían a toda velocidad mientras seguíamos el avance del Ford negro por un mapa del este de Oklahoma. La música seria garbosa y llena de brío, un chun-chun sincopado que imitaría el ruido de las cajas registradoras. Un plano seguiría a otro, cada uno disolviéndose en el anterior. Cestas rebosantes de monedas, hotelitos de carretera, manos aplaudiendo y pies pateando, bocas abiertas, caras con los ojos saltones vueltos hacia el cielo. La secuencia duraría unos diez segundos y, cuando terminara, todo el mundo en el cine conocería la historia de ese mes. ¡Ah, la fuerza del viejo Hollywood! No hay nada como eso para impulsar las cosas hacia adelante. Puede que no sea sutil, pero es eficaz.

Esas son las peculiaridades de la memoria. Si ahora repentinamente pienso en las películas, es probable que sea porque vi muchísimas en los meses siguientes.



El libro se enmarca dentro de la tradición narrativa americana. Una gran historia con toques fílmicos y ensamblada con la pasión de un artesano. Nacimiento, crecimiento y madurez, un ciclo vital que se repite en muchos héroes, no solo norteamericanos, claro, pero que, unido al uso de la primera persona, da un toque de verosimilitud y dimensión a la recreación del personaje.

Como siempre os dejo alguna cosita. Lo tenemos en Anagrama.

ISBN978-84-339-6779-4
EAN 9788433967794
PVP SIN IVA 9,52 €
PVP CON IVA 9,90 €
NÚM. DE PÁGINAS 288
COLECCIÓN Compactos
CÓDIGO CM 348
TRADUCCIÓN Maribel de Juan
PUBLICACIÓN 18/04/2006


Ésta es la historia de Walt, el niño al que el Maestro Yehudi enseñó a levitar y a volar. La historia de un adolescente que se convierte en adulto y pierde la magia. La historia de un hombre que trata desesperadamente de reencontrar el sentido de su existencia. La historia de un país, Estados Unidos, desde los «felices años veinte» hasta la dura posguerra. Una vez más, Paul Auster, dueño de una prosa admirable y de una poderosa imaginación, logra atrapar y fascinar al lector con una novela que toma como punto de partida uno de los más ancestrales sueños del ser humano: el deseo de volar.

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