lunes, 17 de noviembre de 2014

Amigos en las altas esferas,Friends in High Places, Donna Leon

Cuando me enfrento a las series siempre pienso en lo mismo, una más, a ver qué hay de nuevo. Esa prevención parte de una idea que he retomado en una lectura reciente de Landero, donde diferencia novela literaria de la que no lo es. Tradicionalmente la novela policíaca pertenece a este segundo grupo, en cierta manera despreciada por su estructura tópica, sus arquetipos o personajes planos que ayudan en la trama, más o menos ingeniosa. Sin embargo Donna Leon me hace vibrar con cada nueva entrega, porque el trabajo literario se puede ver en la estructura misma, en el sentido artístico y en la emoción que trasmiten todos y cada uno de los personajes.
No sé si es la que más me ha gustado de la serie, pero sí que sé que es veraz, emocionante, cruda, valiente. En esta nueva entrega denuncia la usura, la dejadez de los bancos, la corrupción insalvable, y la necesidad de ciertos personajes de vivir dentro de su imagen social.
Brunetti aparece auténtico, su esquematismo es superado por la cantidad de situaciones y construcciones con las que trabaja la autora. Sigue leyendo a Jenofonte (este hecho sería suficiente para salvarlo), caminando por una Venecia antigua, y actuando como un padre y esposo creíble.
Él no pedía a la vida nada más que poder estar tumbado leyendo a Jenofonte...
La conciencia social de la novela también aparece sirviéndonos el debate de que la literatura, probablemente, no analiza la realidad con la intensidad del ensayo el algunos géneros periodísticos, pero mantiene intacta su capacidad para mostrar verdades universales y predecir actitudes atemporales.
Durante décadas, hemos sido unos ilusos, nos hemos dejado engañar, todos nosotros, con la esperanza en una sociedad mejor y nuestra estúpida fe en que este repugnante sistema político y esos repugnantes políticos, de alguna manera, iban a transformar este país en un paraíso gobernado por una serie interminable de reyes filósofos.
También nos deja afirmaciones inquietantes que todos intuimos, pero que preferimos creer que no son posibles: el espionaje masivo a los ciudadanos, el peligro de las redes sociales, de los teléfonos móviles, de internet.
Como la mayoría de los italianos, Brunetti creía que existía n registro de todas las llamadas telefónicas que se hacían en el país y que se sacaba copia de todos los faxes que se enviaban; pero, además, como muy pocos italianos, él sabía a ciencia cierta que era así.
Una magnífica novela de una magnífica serie. La encontramos en Seix Barral.
 
Fecha de publicación: 18/03/2003
304 páginas
Idioma: Español
ISBN: 978-84-322-2752-3
Código: 913205
Formato: 13,7 x 23,4 cm.
Presentación: Rústica sin solapas
Colección: Biblioteca Formentor
Cuando, recién casados, el comisario Brunetti y Paola encontraron piso, no se hicieron demasiadas preguntas: un apartamento con vistas sobre los tejados de Venecia era un estupendo hallazgo. Veinte años después, un inspector del catastro llama inesperadamente a su puerta para pedirles papeles y permisos que no tienen. Días más tarde, el funcionario llama a Brunetti a la comisaría completamente aterrorizado y con algo muy importante que revelarle. Nunca llegan a encontrarse porque un oportuno accidente va a costarle la vida al joven burócrata. Así, con algo más que averiguar que la legalidad de su propio apartamento, comienza Brunetti una investigación que le arrastrará hasta desconocidas facetas de la ciudad de los canales —drogas, chantaje, corrupción y especulación— para demostrarle que en Venecia es indispensable tener amigos en las altas esferas.

«Donna Leon es una diestra conspiradora… Brunetti es una acertada creación. Amigos en las altas esferas es una lectura espléndida, inteligente y provocadora.» The Observer

«Novela negra de primer orden: poderosa, importante y repleta de debilidades humanas.» The Guardian

«Leon capta de un modo perfecto la misteriosa burocracia de Venecia.» L’Express

«Todas las novelas de Donna Leon son excelentes… sin embargo, Amigos en las altas esferas es de lejos la mejor.» Evening Standard.

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