miércoles, 23 de mayo de 2012

Cartero, Post Office Charles Bukowski

Con Bukowski me pasa algo curioso. Yo conocí primero a Henry Miller, no me acuerdo si leí primero el Trópico de Cáncer o el de Capricornio, pero tampoco es importante, el caso es que con 17 años estaba fascinado por una literatura que difería de la que estaba acostumbrado a leer, era impactante, poco servil, nada delicada, real e incluso hostil. Sí, fue un descubrimiento que me acompaña hasta este mismo momento. el caso, tengo un amigo que por aquel entonces me ofreció alguna de las novelas de nuestro autor, y claro, con esa soberbia típica de la postadolescencia le dije, sin tener la más mínima idea, que cómo íbamos a comparar a Miller con Bukowski, era un sacrilegio. Conclusión, no leí nada de nuestro autor hasta veinte años después.
Charles Bukowski es un autor intenso, muy intenso, realista, machista, alcohólico, canalla, follador sin pasión. La ausencia  del deseo amoroso, la sustitución de todo lo humano por el puro sexo, incluso la violación, la carencia de conciencia social, la ruptura con el canon protestante del buen trabajador, buen esposo, buen padre, se convierten en revolución, en manifestación de un deseo, ahora sí, de vivir, solo vivir. No sin cierta razón algunos críticos lo han situado cercano a la generación Beat, pero su tributo a Miller -Miller es vanguardia, genialidad, verdad, literatura en estado puro, sus Trópicos, su trilogía de la Crucifixión rosada, Sexus, Nexus, Plexus, Opus pistorum hacen de él un autor imprescindible para la comprensión de la literatura contemporánea- lo dicho, su tributo a Miller es mucho más grande. A él le importa SU verdad, es decir, la verdad literaria que deviene del realismo de su vida, Bukowski se mueve por su libro como otros lo hacen por su trabajo, la literatura como vida, la vida como literatura. Hay una serie Californication donde el personaje Hank lleva una vida de depravación moral -deberíamos reflexionar sobre lo que quiere decir esto- e intenta imitar la vida descarnada de Miller o Bukowski, pero la diferencia radica en la expectativa, mientras estos autores no las tienen, dejan a sus mujeres como quien deja sus zapatos, desaparecen víctimas del alcohol como quien se como un filete, el personaje de la serie busca a su familia con ansia, pero su lado canalla le lleva a la desesperación de ser esclavo de sus necesidades. Y aquí está el problema de la interpretación de esta obra, Bukowski no intenta nada, no quiere nada, solo vive y escribe, sin anhelos, sin pasión, sin horizontes.
En fin, no me extiendo, al fin y al cabo este blog no es más que un archivo de memoria, de mi memoria. Os dejo lo que dicen en Anagrama de esta obra
 Charles Bukowski, escritor eminentemente autobiográfico, nos cuenta en esta obra otro fragmento de la vida de su alter ego Chinaski. En "Cartero" describe los doce años en que estuvo empleado en una sórdida oficina de correos de Los Ángeles. El libro termina cuando Chinaski/Bukowski abandona la miserable seguridad de su empleo, a los 49 años, para dedicarse exclusivamente a escribir. Y escribe "Cartero", su primera novela.

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