jueves, 28 de agosto de 2014

El ladrón de tiempo, The Thief of Time John Boyne

Me descubro a mí mismo absorto en una ensoñación, mirando la verdura de las montañas que me rodean. Busco un concepto, lo busco desde hace días, en realidad desde hace mucho más, claro, y no soy capaz de desentrañar el misterio de la asignación léxica. Bestseller, mi problema es esa palabra, ese concepto, más bien, pienso que ya lo tenemos bien de anglicismos en nuestra lengua, y que la importancia de la misma determina el que no los usemos a pesar de su comodidad. Pienso en libro de lectura masiva, incómodo, el concepto, largo, poco útil, impreciso; pienso en libro del verano, pero claro, si lo leemos en invierno tenemos un problema semántico; pienso en libro industria, que me gusta más, por usar terminología fílmica, pero no acabo de identificarme con él; pruebo con libro de consumo, y ese no me disgusta, pero ¿qué hacemos con el Quijote? De momento no encuentro un concepto tan preciso, tan útil para definir a un libro que se compra casi por impulso, que lleva una buena campaña de márquetin editorial, y que es consumido por cualquier tipo de lector.

Así que aterrizo y me encuentro con esta lectura, veo que tiene todas las características que esperamos encontrar en un bestseller: sencillez argumental, escritura ágil, trama sencilla y digerible por cualquier tipo de leedor, poca colaboración del lector en la elaboración de la trama, vamos, un libro bien diseñado, cómodo, y accesible a cualquier público.

El libro pretende darnos un toque de genialidad creativa con la elaboración de la historia, de hecho muy atractiva: un hombre deja de envejecer en un momento determinado, a finales del siglo XVIII, porque va viendo cómo sus parientes Tomas van muriendo relativamente jóvenes y así le ceden el tiempo que no han vivido. Esta historia tan atractiva para el lector, que podría haber navegado por la inmortalidad, la relación con Dios y con la historia, con los hechos que han podido acontecer los últimos doscientos cincuenta años, se convierte en una historia fugaz por el tiempo, y se centra en dos anécdotas anodinas que configuran el grueso de lo contado: el principio, cuando nuestro joven protagonista deja su Francia natal y se traslada a Dove y el final del tiempo del protagonista, cuando intenta salvar al último Tomas. 

Creo que pierde la oportunidad de hacer gozar al lector con un análisis más trabajado del tiempo, del concepto, de las sensaciones y crecimiento personal, pero la literatura, aquí, ha de sacrificarse a la acción, sí, pero la acción no adquiere toda la dimensión narrativa que esperaba, se me queda infantil, previsible y corta. Aun así en una novela cómoda, entretenida y veraniega.

La tenemos en Salamandra, y aquí os dejo datos de interés.

Título original: The Thief of Time
ISBN: 978-84-9838-359-1
Número de páginas: 448
Tipo de edición: Rústica con solapas
Sello editorial: Salamandra
Colección: Novela
PVP: 20,00 €
ISBN e-book: 978-84-15470-29-8

PVP e-book: 10,44 €
Corre el año 1758 cuando el joven Matthieu Zéla abandona París acompañado por su hermano menor, Tomas, y por Dominique Sauvet, la única mujer a quien amará de verdad. Además de haber sido testigo de un brutal asesinato, aunque aún no lo sabe, Matthieu lleva consigo otro terrible secreto, una característica insólita y perturbadora: su cuerpo dejará de envejecer. Así, su prolongada existencia nos llevará desde la Revolución francesa hasta el Hollywood de los años veinte, de la Gran Exposición Universal de 1851 a la crisis del 29, y cuando el siglo XX llegue a su fin, la mente de Matthieu albergará un cúmulo de experiencias que harán de él un hombre sabio, aunque no necesariamente más feliz.

En la novela que afianzó su prestigio como un gran fabulador, capaz de transformar los temas más variados en historias que fascinan al lector, John Boyne —autor de La casa del propósito especial, Motín en la Bounty y El niño con el pijama de rayas— retoma el clásico mito de la vida eterna en un apasionante relato de amores y crímenes donde las andanzas del protagonista y la Historia con mayúscula se funden de forma brillante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Debido a algún comentario improcedente que no respeta ni al autor del blog ni a los participantes del mismo, me veo obligado a moderar los comentarios. Disculpa las molestias.