Eduardo
Mendoza es un maestro de este tipo literario, de esta literatura de
especialidad, por decirlo de algún modo. Usa el surrealismo de las situaciones
para montar una historia que, como es de esperar, tiene una solución sencilla.
Lo real puede aparentar ser irreconocible; esa técnica fomenta la lectura
agradable. Desde luego que no es el libro que más me ha gustado, hay otros del autor,
muchísimo más divertidos, pero los incondicionales pasamos un rato agradable.
Sin embargo, echo de menos al detective manicomial y paródico que
protagoniza El misterio de la cripta embrujada.
El tono
satírico y absurdo, pues, lo sustenta con un humor surrealista que altera la
realidad para reconfigurarla como un esperpento ridículo. La Organización es
una caricatura cruel, una suerte de TIA de Ibáñez, de los
servicios de inteligencia y los personajes, personas ridículas que se acercan
al gran Mortadelo y Filemón. Todo ello en el tono que Mendoza ha
impuesto a alguna de sus obras, aunque, tal vez, en esta ocasión, falta ese
punto que diferencia la trama divertida de la repetición monótona. Sin embargo,
encontrar en español un autor con esta capacidad de humor, es difícil.
Ayer
tarde, cuando iba conduciendo el taxi por la avenida de Roma, camino a la
estación de Sants, ¿con quién cree usted que me crucé?
El
jefe ponderó un instante el acertijo.
—¡Con
un gato negro! —dijo finalmente.
—¡No,
hombre! —dijo el taxista dejando escapar una risita burlona—
En una
calle de Barcelona un gato no dura treinta segundos. Me crucé…, ponga
atención…, con una furgoneta de reparto de Conservas Fernández. De inmediato di
un golpe de volante y, no sin riesgo, me puse a seguir a la furgo, a pesar de
las protestas de los pasajeros, que se negaban a perder el tren, incluso
habiéndoles dicho que yo trabajaba para una agencia secreta en un caso de
secuestro. En este ten con ten y por culpa de un semáforo, perdí de vista la
furgo. ¿Qué le parece?
Le
reconozco la guasa, la presentación de lo obvio cambiándole el tono con
socarronería. Sí, es buen humor.
Además,
los fantasmas no existen. Y si existieran, serían unos pobres desgraciados.
Cuando murió mi marido, su espíritu se estuvo manifestando no sé cuánto tiempo:
se movían las mesas, oscilaban las lámparas, se oían ruidos de ultratumba. Yo
decía: Gustavito, ¿estás ahí? Al final descubrí que eran las obras del metro.
Vino la crisis, se pararon las obras y no he vuelto a saber más de mi pobre
Gustavito. A la habitación sólo quiero echarle una ojeada. Puro morbo.
La
encontramos en Seix Barral.
Publicación
24 ene 2024
Colección
Biblioteca Breve
Presentación
Rústica con solapas
Formato
13.3 x 23 cm
Editorial
Seix Barral
ISBN
978-84-322-4282-3
Páginas
408
Código
0010337455
Tinta
texto interior Blanco y negro
Barcelona,
primavera de 2022. Los miembros de una organización gubernamental secreta se
enfrentan a la peligrosísima investigación de tres casos que tal vez estén
relacionados entre sí, o tal vez no: la aparición de un cuerpo sin vida en un
hotel de Las Ramblas, la desaparición de un millonario británico en su yate y
las singulares finanzas de Conservas Fernández.
Creada
en pleno franquismo y perdida en el limbo de la burocracia institucional del
sistema democrático, la Organización sobrevive con apuros económicos y en los
límites de la ley, con una reducida plantilla de personajes heterogéneos,
extravagantes y mal avenidos. Entre el suspense y la carcajada, el lector
deberá unirse a este disparatado grupo si quiere resolver los tres enigmas de
este apasionante rompecabezas.
Eduardo
Mendoza entrega su mejor y más divertida aventura hasta la fecha. Y lo hace con
nueve agentes secretos en una novela de detectives que actualiza los clásicos
del género, y en la que el lector encontrará la inconfundible voz narrativa, el
brillante sentido del humor, la sátira social y la comedia de enredo que
caracterizan a uno de los mejores autores de la lengua española.
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