El
libro explora la violencia, el abuso sistemático, la concepción de la
paternidad como una ausencia, como un ejercicio irresponsable de autoridad. El
padre es un elemento distorsionador en la vida del personaje, es alguien que
consta pero que no está, alguien que se cree que la potestad del cargo conlleva
lo absoluto, la dominación sobre las almas y las vidas de los otros. Es cierto
que hubo una paternidad irresponsable que se preocupaba solo de proveer, que su
ejercicio afectivo era solo testimonial, su aparición se convertía en una
fiesta teatral que se repetía a últimas horas de la tarde. Eran padres de un
individualismo total, que ejercían un egoísmo atroz; confundían el dar con el
derecho a ser. Toda una tragedia.
La
influencia del padre determina a muchas personas el devenir como adultos. Es
complejo entender que el padre no somos nosotros, que no existe el nosotros (sigo
pensando que es un pronombre sobrevalorado), nunca hay un nosotros
indeterminado, si no es en el encuentro en un espacio, por eso preferimos creer
que tienen una obligación que les anula, pero no es así. Preferimos creernos
depositarios de sus vidas, de sus pensamientos. Nos parece un derecho que no es
cierto. Los padres son de ellos, de su destino y nosotros del nuestro. Eso, sin
embargo, no evita un concepto importante, el de paternidad responsable.
Pienso:
mi padre muere. Pienso que yo lo mato. Lo he pensado demasiadas veces, tantas
que casi he agotado la imaginación. En el fondo sé que soy un cobarde, un
iluso, motivo por el que este sentimiento homicida, esta obsesión visceral que
habita dentro de mí, me causa dolor.
Mi
padre aún vive.
Se
reproduce igual que la hierba salvaje. Se hace fuerte en lo adverso. Ese es mi
padre: mala hierba que crece en cualquier sitio de mi cuerpo tembloroso,
apoderándose de mí.
El
odio que destila, la bilis que determina cada espacio de la vida del autor, es
un testimonio que parte de las vísceras, del dolor, del rencor, del abuso. ¿Es
posible perdonar para por vivir? El libro funciona como terapia, pero la
historia es un bucle de ese dolor, de cuentas sin resolver, de salvaje
incapacidad, de odio, de la imposibilidad de poder vivir, de poder respirar. No
me gusta, no me estimula, no me aparta de mi duelo ni empatizo. En realidad, me
lleva a pensar que se viene llorado o se aprende a llorar, pero escribir un
libro para buscar cómplices, hace que me falle el discurso narrativo, el
análisis. No el el objetivo, no, el objetivo está claro.
Papá
me dijo que él moriría solo. Lo llama papá cariñosamente. Papá, repito con la
saliva en la boca, con la alimaña desgarrando el esófago. ¿Se puede nombrar a
una persona que hizo lo que hizo con el apelativo de papá?
La
encontramos en Tusquets.
Temática
Novela literaria
Publicación
7 sep 2022
Colección
Andanzas
Presentación
Rústica con solapas
Formato
14.8 x 22.5 cm
Editorial
Tusquets Editores
ISBN
978-84-1107-156-7
Páginas
304
Código
0010303936
Tinta
texto interior Blanco y negro
Incapaz de visitar a su padre, el narrador de esta historia decide escribir sobre su familia sin contar con ese testimonio. El miedo a estar junto a él lo paraliza. Y así, como una infección que lo invade todo, aflora la narración de este infierno. Su madre, una belleza de menos de veinte años, se dejó seducir por el padre, un hombre dotado de gran encanto entre las amistades y muy generoso con los que le rodeaban en el trabajo, pero un egocéntrico maltratador en casa. En este retrato falsamente doméstico se perfilan los inicios del turismo en la Málaga de los años setenta, cuando el dinero europeo de veraneantes e inversores trajo en plena dictadura una insólita apertura en forma de diversión y juerga, aire fresco para una sociedad que ni en sueños habría imaginado noches de orgías sin fin. Miguel Ángel Oeste desciende al abismo de sus recuerdos y, en una dolorosa investigación, confronta su memoria con la de familiares y conocidos para elaborar un testimonio desgarrador, que a la vez es una crónica de los últimos cuarenta años de este país. Un viaje en el que el miedo es el protagonista, primero como padecimiento y luego como motor de escritura.
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