lunes, 3 de septiembre de 2018

Vestidas para un baile en la nieve, Monika Zgustova

Imagen de cubierta: VESTIDAS PARA UN BAILE EN LA NIEVEEmpezamos el nuevo curso escolar, que es como si empezara la vida, suelen acabar las vacaciones, la gente se reincorpora y la molicie estival deja paso a esa especie de abatimiento que nos devora y que nos produce cierta ansiedad: el trabajo, lo cotidiano, la vida real en definitiva. Si es tiempo de leer el verano, también lo es el otoño o el invierno, no veo mejor momento para leer que cualquier  circunstancia, porque en la lectura vamos a poder encontrar lo que necesitamos en cada situación, eso creo, pero no vale de mucho, la lectura me ha consumido desde la infancia.

Los libros testimoniales me parecen fundamentales, no todos me gustan igual, me agrada que tengan literatura, que el autor intente hacer un libro, no dejar un testimonio periodístico o histórico más o menos fiable. En ese sentido me impresionaron Archipiélago Gulag de Solzhenitsyn o Si esto es un hombre de Levi, libros salvajes que dan fe del dolor individual, de la barbarie de los totalitarismos y de la irracionalidad de la víscera aplicada a política. Pero los testimonios de mujeres no han sido, en mis lecturas, numerosos. Me gustó Esta niña debe vivir, de Helene Holzman; menos Tú no eres como otras madres, de Angelica Schrobsdorff y mucho Una  mujer en Berlín. Así que cuando leí sobre Vestida para un baile en la nieve, sobre los testimonios del gulag de una serie de mujeres, necesité leerlo.
El libro parte de la idea de testimoniar ese hueco que existía en la literatura universal sobre el sufrimiento de las mujeres en los totalitarismos, en este caso el tremendo soviético, no solo de Stalin, también con Jruchov, hueco que no disimula la brutalidad del sinsentido, de la uniformización ideológica, la ortodoxia frente al diálogo y la aceptación de los contrarios. Las mujeres pagan con más saña porque sufren, a la violencia física, psicológica o social, la violencia sexual y la humillación.

En septiembre de 2008 viajé a Moscú. Una vez allí, un escritor amigo, Vitali Shentalinski, me propuso que le acompañara a una reunión de antiguos presos del gulag

Me ha llamado la atención la fuerza intelectual y psicológica de las entrevistadas, su visión positiva del mundo y su intelectualidad, su inteligencia y la proclamación que, el leer, es la salvaguarda de la barbarie.

Entonces empecé a intuir el poder mágico que tiene la belleza para una persona humillada y anhelé descubrir más cosas sobre los que tuvieron que pasar años o décadas en los campos de trabajos forzados.

El libro se organiza en nueve capítulos que son otros tantos testimonios de mujeres que quisieron pensar por sí mismas o fueron víctimas de la depravación moral de la ortodoxia stalinista.

LA MUJER DE LOT Zayara Vesiólaya. Señalaré diferentes aspectos que me parecen curiosos o especialmente significativos. En este casos el terror de la detnción contrasta con la plasticidad del vestido, con la normalidad.

Me fui de casa vestida como para un baile. Llevaba una falda estrecha negra hasta las rodillas, una elegante blusa roja con muchos botoncitos y zapatos de tacón.

PENÉLOPE ENCARCELADA Susanna Pechuro. La malnutrición y sus consecuencias, el desprecio al hecho humano determinado por la inteligencia, que también sucumbiría a su tremenda estupidez.

las que sufrieron malnutrición de jovencitas, cuando su cuerpo se estaba formando, de mayores han acabado teniendo graves problemas de movilidad.

JUDITH DEL SIGLO XX Ela Markman. Hoy en día sigue la necesidad del adoctrinamiento por una élite alejada de los hombres, Shumpeter alertaba sobre quiénes son, de hecho, los que dictan lo que deben hacer, pensar, sentir y ver los trabajadores.

Al igual que muchos de mis compañeros, yo creía tener una misión vital que estimábamos de gran importancia histórica: la de construir el comunismo. Así nos lo enseñaron desde que éramos niños, y nos lo creímos; esa misión daba sentido a nuestras vidas y nos hacía felices. El Estado soviético promocionaba el activismo y la participación, básicamente en la esfera política. Su mecanismo se basaba en la interacción de la gente que hacía realidad los mensajes que le interesaban al Estado. Nos acostumbramos a ser activistas procomunistas, no sabíamos pensar de otra manera.

MINERVA EN LAS MINAS Elena Korybut-Daszkiewicz. La reeducación que proviene de las diferentes fases en que se estructura la sociedad, se puede aplicar aquíenes han sido previamente educados, pero “conservan” el virus de lo burgués, por eso los campos de “reeducación “ son tan importantes. No hace falta fusilarlas directamente, basta con que mueran solas.

Eran frecuentes los fusilamientos en masa…
Los campos de trabajos forzados eran campos de exterminio. Se denominaban “campos de trabajo”

PSIQUE ENCARCELADA Valentina Íevleva. Todos los testimonios dan fe del horror.

Beria la llevó a su dacha de las afueras de la ciudad, donde la violó, y por supuesto no se molestó en comunicarle que su abuela y su padre habían muerto hacía tiempo, fusilados al poco de arrestarlos. Solo al cabo de un tiempo se enteró Tatiana de ello.

ANTÍGONA FRENTE AL KREMLIN Natalia Gorbanévskaya, pero hubo gente muy valiente, activistas que nunca callaron y el régimen, en los años sesenta, tuvo que enviar, después de las depuraciones, que enviar al exilio.

Entonces Tom Stoppard escribió una obra de teatro sobre el coraje de los manifestantes de la Plaza Roja, y Joan Baez compuso una canción llamadaNatalia sobre mí y sobre nuestro activismo. En sus conciertos y en su álbum From Every Stage la precede una pequeña introducción en la que Joan dice: “Es gracias a personas como Natalia Gorbanévskaya, estoy convencida, que tú y yo estamos vivos y caminamos por la tierra”.

ULISES EN SIBERIA Janina Misik. Y el hambre

El hambre es lo que recuerdo con más nitidez de mi infancia. El complejo del hambre me ha acompañado hasta hoy, por eso tengo siempre la nevera llena y seguramente como más de lo que debería.

ARIADNA, HIJA DEL LABERINTO Galia Safónova porque el régimen no tiene más alma que la absoluta maldad de sus líderes. Con tantos millones de muertos a sus espaldas, ¿qué de bueno han traído a la humanidad?

La naturaleza inhumana del régimen se puso de manifiesto en el trato que se dio a aquella gente

EURÍDICE EN LOS INFIERNOS Irina Emeliánova. Interesante el testimonio sobre el maestro Pasternak y la redacción de su magistral Doctor Zhivago, cómo el régimen humilla al escritor a través de sus seres queridos, en ellos manifiesta la fuerza de la estupidez y la maldad, de la tiranía y de lo irracional.

Más tarde mi madre Olga Ivinskaya (amante del autor), me contó que los horrores de la guerra, a pesar del hambre y la amenaza de muerte, eran todo un bienestar, una auténtica dicha en comparación con los peligros del régimen totalitario, ese reino de falsedad, mentira y arbitrariedad.

Magnífico libro que podemos encontrar en Galaxia Gutemberg.

ISBN: 978-84-17088-14-9
Editorial: GALAXIA GUTEMBERG
Idioma: Castellano
Número de páginas: 272
Dimensiones: 130x210
Fecha edición: 01/09/2017
Materia: Narrativa EUROPEA

Desde que Aleksandr Solzhenitsyn sorprendió al mundo con su libro Archipiélago Gulag, se han publicado diversos testimonios y estudios que han ido completando el retrato de lo que fue el mayor sistema de campos de trabajo forzado de la historia de la humanidad. Pero han sido sorprendentemente pocos los textos que han tratado la historia de las mujeres en el gulag. Como si ellas hubieran tenido un papel residual en los campos y en la brutal represión del régimen estalinista en general. Fue todo lo contrario.

Monika Zgustova, una de las especialistas en literatura e historia rusas más importantes de nuestro país, ha buscado durante los últimos nueve años a las pocas mujeres que siguen con vida de entre las que sobrevivieron al gulag para escuchar y transmitir su testimonio antes de que se perdiera para siempre. Las ha visitado en sus hogares en Moscú, Londres y París, y el resultado, contra lo que pudiera parecer, es un canto a la vida, a la literatura, a la amistad, a todas las personas y a todo aquello que les permitió sobrevivir. A través de los recuerdos y los objetos, libros y cuadernos que perviven de ese tiempo, Vestidas para un baile en la nieve, (la policía secreta soviética se llevaba a sus víctimas en cualquier momento, también cuando estaban a punto de acudir a un baile) traza el retrato de nueve mujeres y su tiempo en el gulag pero también su regreso a la vida cotidiana. Nueve mujeres, científicas, actrices, maestras, matemáticas, poetas, que son otros tantos ejemplos de superación y de profunda humanidad.



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