miércoles, 12 de octubre de 2016

El libro de los Baltimore, Le Livre des Baltimore,Joël Dicker


Resultado de imagen de El libro de los BaltimoreLlevo un año buscando en mi cerebro, como si fuera un aventurero de otros tiempos, un título para mi novela. La semana pasada di por concluido el trabajo de revisión, de adecuación de estilo y de armonización, fue ahí cuando me di cuenta de que esto de ser escritor, editor, corrector de estilo y especialista en impresión me supera: Acaso, ¿no se suponía que solo me tenía que preocupar por la voluntad de estilo, por la obra artística? Debe ser cobardía, no lo sé muy bien, pero no me apetece buscar un representante, ni siquiera promocionarme en los espacios que me ceden, no me apetece, o no me atrevo. Creo que llevo bien la crítica, la hago conmigo mismo, y este estado de ambigüedad, me permite transitar por mí mismo, por lo que me apetece escribir sin necesidad de alimentar mi ego más de lo imprescindible. La eternidad un lamento, joder, en 1999.

Hablaba con mi amiga Raquel el otro día y me dice, haz una conferencia de lo que te gusta, pienso, autores, literatura, estilos, y le digo El canon literario: una experiencia a través de un blog, y se lo digo sin haberlo pensado, sin saber de qué voy a hablar, cómo lo voy a enfocar, y entonces pienso, joder, Jaume, llevas 300 entradas y ¿todavía no eres capaz de lanzarte a hablar del lector, de la construcción del canon, y de la obra artística? Y entonces vuelvo aquí, a este espacio que hemos compartido tantos días, semanas y años, este espacio en que hablo conmigo mismo y con vosotras de mi experiencia lectora.
El libro de los Baltimore, ¿es norteamericana? para nada, suiza de Suiza, no me lo creo, lo segundo que pienso, porque lo primero es si he leído la primera novela de este autor, y buscando una vez más en mi memoria descubro que puedo haberlo leído en mi etapa ate blog ¿hubo dicha etapa? alguna vez ¿leí sin registrar lo que sentía o pensaba de una lectura? Claro que sí, hubo una vida, en realidad varias vidas, antes de lanzarme a esta experiencia, a este reto que surgió una tarde verano en Altura.
El best seller ya sabéis que es la obra denostada por la crítica, mejor, por los críticos que deambulan alrededor de sus microcosmos investigadores -ya les gustaría- o que sobreviven en las páginas de cultura de los diarios, hoy eso de diarios es aventurado, los llamaríamos los inmediatarios digitales, pero que pocos leemos. ¿Pensásteis alguna vez en que esta gente rara vez se ha lanzado a la experiencia de escribir 700 páginas dándoles ritmo, coherencia, entretenimiento y esttilo? Te dirán, ya te digo, que para eso están los editores y los correctores de estilo, y que estas obras son producto de la industria, claro, pienso, esto me recuerda el curso que hice eln la facultad de filología, por el año 19867, sobre cine. Curso magnífico, disfruté muchísimo, y allí nos enseñaron a amar el cine frente al cine industria, vaya, pensaba, los franceses tienen mucho que ver en esto, la ideología más, si cabe, y yo con estos pelos y esta barba y adicto a leer ciencia ficción y alas Blade Runner y la Guerra de las Galaxias, culpable, pensaba, cine industria, malo, oiga, decía, que a mí también me mola Vértigo, me mola La odisea del espacio y Ciudadano Kaine, que entiendo el lenguaje y la semiótica, que comprendo y aprecio el movimiento de la cámara y la dirección de los personajes, oiga, pero que Chewaka, creo que no se escribe así, me pone mucho, me hace reír, anatema, claro, reír y llorar comola canción de Kiko Veneno, reír con las grandes obras de Allen, colega, con el humor neoyorkino o con la bufa francesa, ¿con Martínez Soria? ignorante, y yo con estos pelos y esta barba, con los cientos de libros que había leído entonces, con Kafka, Nietche, Lope, Cervantes y Whitman a mis espaldas, pero un ignorante que leía los best sellers de su madre, qué tío, ignorante, pensé, ¿alguna vez dirigió una película? No hace falta, tontín, se puede saber del matrimonio sin haberse casado, conozco miles de casos de parejas, de hijos, de situaciones, tengo un ojo clínico, que se lo pregunten al cura de los cursos prematrimoniales, que el respeto y el amor, que ceder y la paciencia y la comprensión y el amor cierto, ¿y el sexo? ¿Ssexo? claro, el best seller, pensaba en voz alta, me ha hecho disfrutar, sí, alguna ocasión, o más de una ocasión, y ¿qué? Soy un ignorante con este pelo y esta barba y esta vida tan rara.
Baltimore, la conciencia y la construcción de uno mismo, un viaje a través de las historias de un adolescente que configuran la verdadera historia verdadera de nuestro protagonista, una historia que se construye con el ensayo error, con el dolor y con los retos cumplidos y abandonados, con los padres ausentes, pero mucho más presentes de lo que se percibe en esa juventud alucinada, sus tíos, sus primos, Baltimore y la escritura, su ser novelista, la escritura como mecanismo de acción, como encuentro. (Así se comienza un libro)


Soy el escritor.

Así es como me llama todo el mundo. Mis amigos, mis padres, mi familia e incluso aquellos a quienes no conozco pero que sí me reconocen a mí en un lugar público y me dicen: «¿No será usted el escritor…?». Soy el escritor, es mi identidad.

La gente piensa que, en nuestra calidad de escritores, llevamos una vida más bien sosegada. Hace poco, uno de mis amigos, que se estaba quejando de lo largos que eran los trayectos cotidianos entre su casa y la oficina, acabó por decirme, una vez más:

—En el fondo, tú te levantas por las mañanas, te sientas detrás de la mesa y escribes. Y ya está.

No le contesté nada, demasiado deprimido desde luego al darme cuenta de hasta qué punto consistía mi trabajo, en la imaginería colectiva, en no hacer nada. La gente piensa que uno no pega palo al agua, pero resulta que es precisamente cuando no haces nada cuando más trabajas.

Escribir un libro es como montar un campamento de vacaciones. La vida de uno, que suele ser solitaria y tranquila, te la dejan manga por hombro un montón de personajes que llegan un día sin avisar y te ponen patas arriba la existencia. 

Y ese amor por la escritura presente, con un montón de referencias que me han gustado sobre el hecho lector, entendéis ¿por qué os hablo del canon?
—Vamos, no se me ponga triste, mi querido Goldman. Dentro de veinte años la gente ya no leerá. Así son las cosas. Estarán muy ocupados haciendo el bobo con el móvil. ¿Sabe, Goldman? La edición ya ha pasado a la historia. Los hijos de sus hijos mirarán los libros con la misma curiosidad con que nosotros miramos los jeroglíficos de los faraones. Le dirán: «Abuelo, ¿para qué servían los libros?», y usted contestará: «Para soñar. O para talar árboles, ya no me acuerdo». Y entonces ya será demasiado tarde para despertarse: la estulticia de la humanidad habrá alcanzado el nivel crítico y nos mataremos entre nosotros por culpa de la estupidez congénita (lo que, de hecho, ya está pasando más o menos). El porvenir ya no está en los libros, Goldman.
 No os voy a hablar de sus relaciones con la familia de su tío, 
La fuerza y la hermosura de mi tío residían en su extraordinaria dignidad, que lo hacía superior a todos los demás. Y esa dignidad, nadie podía arrebatársela sino que, por el contrario, se fortalecía con el tiempo. Sin embargo, cuando lo veía fregando el suelo, no podía evitar acordarme de la época de los Goldman-de-Baltimore: todos los días, por su casa de Oak Park desfilaba un ejército de empleados encargados de cuidarla. 
ni de los problemas ni del amor, en la sinopsis y en lo que ha dicho la prensa está muy bien explicado, me he quedado con lo superficial, ¿no era un best seller? Por eso os presento la escritura. Ja.

Lo encontramos en Alfaguara, y aquí os dejo datos de interés.

Nº de páginas: 488 págs.
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: ALFAGUARA
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788420417349

«Si encontráis este libro, por favor, leedlo. Querría que alguien supiera la historia de los Goldman-de-Baltimore.» 
Hasta que tuvo lugar el Drama existían dos ramas de la familia Goldman: los Goldman de Baltimore y los Goldman de Montclair. Los Montclair, de los que forma parte Marcus Goldman, autor de La verdad sobre el caso Harry Quebert, es una familia de clase media que vive en una pequeña casa en el estado de Nueva Jersey. Los Baltimore, prósperos y a los que la suerte siempre ha sonreído, habitan una lujosa mansión en un barrio de la alta sociedad de Baltimore.

Ocho años después del Drama, Marcus Goldman pone el pasado bajo la lupa en busca de la verdad sobre el ocaso de la familia. Entre los recuerdos de su juventud revive la fascinación que sintió desde niño por los Baltimore, que encarnaban la América patricia con sus vacaciones en Miami y en los Hamptons y sus colegios elitistas. Con el paso de los años la brillante pátina de los Baltimore se desvanece al tiempo que el Drama se va perfilando. Hasta el día en el que todo cambia para siempre.

La opinión de la crítica:
«Les sorprenderá. Deberíamos leer El libro de los Baltimore como quien contempla un óleo de Edward Hopper y su trazo elegante.»
Ramón Ventura, El Periódico de Catalunya

«En apenas unas semanas El Libro de los Baltimore ha alcanzado los primeros puestos en las listas de más vendidos y nosotros sabemos por qué. Buscamos cada minuto libre en nuestro día a día -en el metro, en el autobús, en una cola- para sumergirnos en su lectura.»
Toutelaculture.com

«Con La verdad sobre el caso Harry Quebert obtuvo dos de los principales galardones galos, el Grand Prix du Roman de l'Académie Française y el Goncourt des Lycéens, y se convirtió en uno de los principales fenómenos de ventas europeos de la década. Ahora, con El Libro de los Baltimore, ha logrado recuperar todos y cada uno de los ingredientes de la obra anterior (comenzando por su narrador, el escritor Marcus Goldman).»
Milo J. Krmpotic, Librújula («Joël Dicker: prodigioso y melancólico», portada)

«A través de señas características de su escritura, como los continuos saltos en el tiempo, los bruscos e inesperados giros argumentales y el mantenimiento de una tensión narrativa más que palpable, Dicker monta una historia cuyo punto central (el Drama) desconocemos en importancia y contenido, pero sobre el que gravita todo el peso del relato, que se convierte en una búsqueda de la verdad de impresionante ritmo narrativo.»
Andrés Seoane, El Cultural de El Mundo

«Una estructuración digna de serie televisiva que consigue que cada capítulo presente, por sí solo, un elevado arco de tensión que motiva a seguir devorando páginas... Todo lo que pasa es emocionante, cautivador y, por momentos, hasta conmovedor.»
Matías Stuber, Bellver (suplemento cultural del Diario de Mallorca)

«Una vez más Dicker demuestra su talento para atrapar al lector.»
Bernard Lehut & Martin Cadoret, RTL

«El nuevo golpe maestro de Joël Dicker. Sin duda, un as en la manga. Dicker sabe hacernos disfrutar como nadie.»
Pierre-Yves Grenu, Culturebox ( Francetvinfo)

«Dicker confirma su talento. Regresa con una novela cautivadora e inteligente.»
Marianne Grosjean, Tribune de Genève

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Debido a algún comentario improcedente que no respeta ni al autor del blog ni a los participantes del mismo, me veo obligado a moderar los comentarios. Disculpa las molestias.