domingo, 25 de septiembre de 2016

La chica de sus sueños, The Girl of His Dreams, Donna Leon



Resultado de imagen de la chica de sus sueñosEstaba hablando con mi madre que se ha matriculado en humanidades sobre literatura. Lo importante no es que una persona mayor se matricule en unos estudios universitarios, no lo es para personas mayores ni para jóvenes, lo importante es la voluntad, el incansable camino de buscarse a uno mismo, de no rendirse ni resignarse a la vejez como un arma de complacencia y sumisión al desencanto, de aprender lo que no se sabe y de reflexionar sobre lo que nos hace hombres. Por eso hablaba de literatura, me decía que el profesor les había hablado una hora sobre el montón de cosas que ha de tener una obra para estar en el canon, y me dije, vaya, esto es lo mío, por eso me negué a explicarle lo que es literatura, porque la literatura está tan ligada con la voluntad de estilo y la capacidad de reconstrucción del lector, que no quería marearla más. Sin embargo he pensado desde entonces en ello, en qué es literatura, en las razones por las que cierta crítica desprecia ciertas obras por el mero de hecho de pretender el divertimento. Y no soy capaz de aceptar tan sesudos análisis, por eso me sumerjo en los cientos de libros que he leído y descubro el inmenso placer que muchos de ellos me han causado: la diarrea de la conciencia del Ulises, las historias encadenadas del Quijote o de las Mil y una Noches, las andanzas inmortales de Genji Monogatari, el preciosismo de Ana Karenina, el minimalismo de Tiempo de Silencio; pero he disfrutado con Irving, con Mankel, con Donna Leon, con Camilleri, con Asimov de una manera absoluta, o he sentido cosas difíciles de aceptar y recorrer con Bukowski que no he sentido con Lope de Vega. Es difícil, sí, pero sigo este camino con la entereza del que quiere encontrar su lugar en la palabra.
Vuelve Brunetti veraz, porque es a él a quien espero, no a Donna Leon que simplemente nos trasmite sus historias. Aquí el personaje ya ha devorado a su autor, que se convierte en una parte oculta, en una presencia simbólica en la cubierta del libro. Brunetti ya vive para siempre en sus lectores, en los amigos que comparten con él sus reflexiones, su preocupación por la educación de sus hijos, su dolor por la dificultad de reconducir una Italia antigua en un mundo postmoderno. Esta vertiente social es imprescindible para comprender al personaje. En esta novela su dolor por la muerte de una niña gitana de diez años que ha vivido al margen absoluto de la sociedad, que ha muerto en el borde mismo de nuestras conciencias.


–¿Cómo es que tú y mamá nunca nos decís lo que está bien o mal? – preguntó Chiara de pronto.
El tono de la pregunta no permitía a Brunetti adivinar su calado. Finalmente, respondió:

–Me parece que sí os lo enseñamos.
–Pues a mí no me lo parece -replicó ella-. La única vez que se lo pregunté a mamá, me citó una frase de esa estúpida Casa desolada: «Él sabe que una escoba es una escoba, y sabe que no vale mentir.» ¿Qué demonios quiere decir?

Brunetti no dejaba de admirarse de estar casado con una mujer cuyo código moral se nutría de la novela inglesa. Pero, optando por ahorrar a su hija esta reflexión, respondió:
–Supongo que quiere decir que debes hacer tu trabajo, sea el que sea, y no mentir.
–Sí, pero ¿y toda esa historia de no matar, ni desear la mujer del prójimo?
Él se hundió un poco más en el sofá mientras meditaba la respuesta.
–Bien, una forma de planteártelo es ver en todas esas cosas, esas diez cosas, ejemplos concretos del principio general.
–¿Te refieres al principio básico de Dickens? – preguntó Chiara riendo.
–Podrías llamarlo así, imagino -admitió Brunetti-. Si haces tu trabajo, no es fácil que quieras matar al prójimo y, en tu caso, dudo de que pierdas el tiempo deseando a su mujer.
–¿Es que no puedes hablar en serio, papá? – dijo ella en tono suplicante.
–No cuando tengo hambre -dijo Brunetti levantándose.
Y aunque hablemos de una novela policíaca, siempre está presente la literatura, la reflexión sobre obras y el hecho lector, el movimiento a través de la palabra para entender el cosmos genial de la Venezia del siglo XXI.

–Verás -explicó él-, estaba leyendo y luego me he puesto a pensar en lo que había leído.
–¿Como dicen en la escuela que debemos hacer? – preguntó ella con aire inocente, acercándose y dejándose caer en el sofá, a su lado.
–¿Supongo que lo preguntas en broma? – dijo él ladeando el cuerpo para darle un beso.
Ella se rió.
–Claro que es broma. ¿Para qué vas a leer si no para pensar en lo que lees? 

Y, claro, mantiene intacto el libro su conciencia social, la necesidad de ahondar en aspectos sociales con un punto crítico y de denuncia. Nos gusta, nos gusta mucho, ¿verdad?

Brunetti asintió, aparentemente convencido y comprensivo, aunque el descubrimiento de un veneciano que ignorase el valor de un inmueble era un fenómeno inaudito digno de aparecer en las páginas de Il Gazzettino.
 
Lo podemos encontrar en la editorial Planeta. Y aquí os dejo datos de vuestro interés.


Nº de páginas: 400 págs.
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: SEIX BARRAL
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788432228285

Ariana, una niña gitana de tan sólo once años, aparece muerta en el canal, en posesión de un caro reloj y un anillo de boda. Tendida en las losas del muelle, Ariana parece una princesa de cuento. Hay en la muerte de una niña algo horrible, antinatural, que hace que Brunetti no pueda olvidar su rostro y se obsesione con el caso. Sus pasos le llevan hasta la comunidad gitana, los romaníes, en lenguaje oficial de la policía italiana, que viven en un campamento en las afueras de Dolo: una molesta lacra social que oficialmente apenas existe. Para resolver este cruel asesinato Brunetti tiene que luchar con el prejuicio institucional y su propia conciencia para ayudar a quien tal vez, sólo tal vez, no desee ser ayudado.

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