jueves, 28 de julio de 2016

La tierra que pisamos, Jesús Carrasco

Resultado de imagen de tierra que pisamosCuando hemos leído una primera novela de un autor, en ocasiones, nos encontramos en tal estado de entusiasmo que esperamos la segunda como si fuera una necesidad vital. En mi caso me excito, estoy nervioso y miro los suplementos de cultura por si aparecen nuevos libros de esos autores que me encandilan. Pasa, también, que salida la siguiente novela, el marco de expectativas era tan grande que la realidad nos deja huérfanos, algo preocupados por si la lectura que hicimos de la primera no fue la correcta, como si aquellos logros que creímos observar no hubieran sido más que espejismos de lector. Pero pasa, y pasa que no queremos releer aquella novela que tanto nos gustó porque tememos que algo haya cambiado en nosotros, algo fundamental que no nos permitiría disfrutar como disfrutamos de aquella lectura pasada.

Pues queridas lectoras, eso es lo que me ha pasado con esta novela de Jesús Carrasco, con el bombo y platillo, con los palmeros críticos, con las lecturas interesadas, me he sentido frustrado, perdido en mi propio mundo lector, intentando descifrar, cada página que pasaba, si la intención de la intrahistoria era tal o cual, si, en realidad, había o no había tal intención, y si estaba acertando en mi lectura particular. Qué suplicio, de verdad, no la escritura en sí, plana, es mi punto de vista, previsible, sino por saber si la intención del autor con la historia que nos propone es advertirnos sobre los malos malísimos que vienen del norte, sobre su ocupación económica, sobre el nuevo mundo de esclavos, sobre los pobres españolitos sometidos en la miseria a las veleidades de estos teutones violentos e insensibles. Vaya, digo, este tío conoce pocos alemanes, conoce poco de su espíritu democrático, conoce poco en general de muchas cosas, y claro, no puedo ser el único que lo vea así, por lo tanto me digo a mí mismo: lectura equivocada, Jaume, ese no es el espíritu, debe ser, por lo tanto, una especie de ucronía magistral que, aunque utiliza las técnicas del bestseller de historias encadenadas, no he sabido apreciar. Vaya, reconozco mi insensibilidad.
Mientras tanto leo la sinopsis de la editorial y leo resiliencia, empatía o deslumbramiento y me quedo admirado de la capacidad de hacer reseñas del compañero: he sido incapaz de ver la resiliencia, no se aprende de la frustración, se reacciona, en el caso de la personaje, contra la ignominia de un matrimonio frustrado y violento; deslumbramiento, pues no, me deslumbran otras cosas; empatía, bueno, concedido el deseo, pero no habla sobre empatía, la distancia de ambos personajes es absoluta, la necesidad, mejor dicho, el recurso literario de conocer de la personaje es lo que priva, su inmolación es muy literaria y creo que motivada por la falta de sentido de su propia vida, inútil y estéril (lo mencionado del matrimonio o el propio odio motivado por la muerte del hijo)


Si hemos alcanzado un lugar hegemónico en la historia ha sido porque hemos sabido expulsar a los débiles. Una bandera tan grande como para albergar a los pueblos del mundo. Un solo Dios verdadero. Un solo rey.

muchos de esos hombres, de no haber sido apresados, habrían conspirado contra el Imperio. «Les hemos traído el progreso. Sepa que, sin nosotros, seguirían viviendo como salvajes».

La podemos encontrar en Seix Barral, os dejo datos de interés.
 
Nº de páginas: 272 págs.
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: SEIX BARRAL
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788432227332
A comienzos del siglo xx España ha sido anexionada al mayor imperio que Europa ha conocido. Tras la pacificación, las élites militares eligen un pequeño pueblo de Extremadura como gratificación para los mandos a cargo de la ocupación. Eva Holman, esposa de uno de ellos, vive su idílico retiro en la paz de su conciencia hasta que recibe la visita inesperada de un hombre que empezará ocupando su propiedad y acabará por invadir su vida entera.
La tierra que pisamos habla del modo en que nos relacionamos con la tierra; con el lugar en el que nacemos pero también con el planeta que nos sostiene. Formas que van desde el atroz mercantilismo que ejerce el poder hasta la emoción de un hombre que cultiva a la sombra de una encina.
Y entre esos dos extremos, la lucha de una mujer por encontrar el
auténtico sentido de su vida y del que su propia educación la ha desviado. Con la misma riqueza y precisión con que escribió Intemperie, Jesús Carrasco indaga en esta novela en la infinita capacidad de resiliencia del ser humano, el deslumbramiento de la empatía cuando el otro deja de ser un extraño a nuestros ojos y la naturaleza de un amor más grande que nosotros. Una lectura emocionante; un libro capaz de cambiarte.

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