martes, 18 de agosto de 2015

Hasta aquí hemos llegado, Τίτλοι Τέλους, Επίλογος, Petros Márkaris

Portada de Hasta aquí hemos llegadoEs posible que ya os haya hablado en algún momento del compromiso social del escritor respecto a su época, a su entorno. En algunas ocasiones he remarcado que en la literatura nórdica los autores/as se adentran en un análisis de algunos aspectos importantes desde el punto de vista antropológico o sociológico; así encontramos referencias a la moralidad, al sexo, a la religiosidad, a la familia, a la corrupción, al empobrecimiento. Pero no solo lo hemos visto en la literatura nórdica, sino que está muy presente en la literatura policíaca que me gusta, por ejemplo en Brunetti, por eso si existe un compromiso del autor con su época, Markaris no pasa de puntillas sobre él, sino que lo aborda en sus novelas para intentar hacer un fresco de la sociedad en que escribe.

No soy muy amigo de la vida de los autores, o de intentar descubrir desde un punto de vista psicológico hasta qué punto la psique y la historia influyen en la concepción de la obra artística; tal vez me he decantado mucho más por el concepto de arte porque los otros aspectos, los biográficos y/o psicológicos, han sido mucho más estudiados en la historia de la literatura, sin embargo no puedo permanecer ciego y sordo ante una realidad y es que el autor ha denominado estas tres últimas obras de mi querido Jaritos, como la Trilogía de la crisis, Τριλογία της Κρίσεως, (podéis encontrar todas las reseñas en este blog)
Porque aunque Jaritos es el protagonista de la obra, junto a su familia, cada vez más extensa, Grecia es un personaje presente, siempre en la mente de los protagonistas, mediatizando la acción, haciendo que estos sufran, directa o indirectamente, intentando describir los infinitos problemas de una sociedad enferma que no busca la solución en sí misma: los fascistas neonazis de Amanecer dorado, directamente, pues, la inmigración de los Balcanes y, cada vez más (solo hemos de mirar las noticias sobre las avalanchas a las islas griegas de subsaharianos); los tremendos problemas burocráticos y la inoperatividad del funcionariado; los recortes que afectan a las pensiones y a la normal vida de los griegos plasmados en los impuestos altos y desproporcionados.
Pero la justicia social aparece, como siempre en la obra de Markaris, en forma de asesinato, de criminales justicieros que intentan equilibrar el daño que los corruptos hacen al pueblo griego, porque Grecia es una encrucijada, es Europa, pero sin serlo, al menos la Europa del Norte, la Europa cuadriculada: Grecia es una encrucijada de sí misma, víctima de sus contradicciones y fiel a sus tradiciones.


Cada empleado de estas tiendas corre el riesgo de verse sin trabajo en cualquier momento. Y cada funcionario público corre el riesgo de ser suspendido o desplazado. Grecia entera está haciendo equilibrios en el filo de la navaja. No sólo es nuestra hija la que corre riesgos.(…)

Hoy en día son hombres de muchos oficios y pocos beneficios los inmigrantes: albaneses, georgianos, rumanos…Los griegos tienen pocos beneficios, pero ya no demasiados oficios, ¡los han olvidado!(…)

Por la noche Atenas parece vacía como nuestros bolsillos. Dos vasos comunicantes con la misma fuga diaria. Calles vacía, aceras vacía, restaurantes medio vacíos. Si durante el día ves el agotamiento de Atenas, durante la noche ves su desolación.

Jaritos sigue siendo un personaje real, verosímil y auténtico. Entrañable. Como casi toda la obra la podemos encontrar en Tusquets, aquí os dejo todo lo que os interesa.


NARRATIVA (F). Novela
POLICIACOS (F). Otros
Abril 2015
Andanzas CA-650/9
ISBN: 978-84-9066-071-3
País edición: España
288 pág.
18,31 € (IVA no incluido)
En una Atenas sumida en la pobreza, aparece muerto Andreas Makridis, un alemán de origen griego que había decidido instalarse en Atenas y abrir una empresa de energía eólica. Aunque al parecer Makridis se ha suicidado, un grupo de nuevo cuño, los «Griegos de los Años Cincuenta», reivindica su asesinato. El comisario Kostas Jaritos se hará cargo de la investigación, al tiempo que su hija Katerina, que como abogada defiende los derechos de unos inmigrantes africanos, sufre una brutal agresión al salir de los juzgados a manos de varios miembros del cada vez más nutrido partido neonazi Amanecer Dorado. Mientras Katerina se recupera de la agresión, se descubre un segundo cadáver, el de Jronis Nikitópulos, propietario de una academia privada, que aparece muerto de un tiro en la sien, disparado con una vieja Smith & Wesson, como las que el ejército norteamericano proporcionó a los militares griegos después de la guerra civil. Y, de nuevo, los «Griegos de los Años Cincuenta» reivindican esta muerte. Pero el cadáver de Nikitópulos no será el último que se descubra.


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