martes, 17 de marzo de 2015

De vidas ajenas, D'autres vies que la mienne,Emmanuel Carrère

PN 779Cuando nos decidimos a buscar historias creemos que las vamos a encontrar en la imaginación del escritor, en las dimensiones que es capaz de controlar, de explorar como un argonauta que conoce los caminos oscuros de las almas. Sin embargo, en más de una ocasión, la realidad, la vida cotidiana, es una fuente inagotable de historias y de tramas literarias. Os he presentado, por ejemplo, la última novela de Cercas, donde el personaje real, ficción su vida, se convierte en ficción, real el personaje. Y eso ocurre en otros muchos autores, Molina, Mailer, Capote, que son capaces de desentrañar los elementos del hecho y ficcionarlos para que, pareciendo reales, sean pura literatura. 

Nuestro autor parte de su experiencia personal, de dos hechos vividos casi en primera persona, para mostrarnos un viaje alucinante por la vida y muerte de personas cotidianas, normales, vaya que definición más hermosa y honrosa, personajes que ficcionan en el mismo momento en que son literaturizados, escritos, presentados como palabras. Este viaje alucinante por lo cotidiano, que tiene como hilo conductor la muerte, primero de una hija, después de una hermana, hija, madre, esposa y cuñada, nos adentra en el alma humana con una maestría, limpieza narrativa, claridad y profesionalidad dignas de mostraros.
Porque el dolor no es una mercancía, no es morboso, no es un dolor fílmico, explotado, no, es un viaje hacia uno mismo, hacia sus límites, hacia los lugares recónditos del alma que no nos atrevemos a describir ni a mirar. 

Para quien siempre ha tenido la sensación de existir, el anuncio de la muerte es triste, cruel, injusto, pero puede integrarlo en el orden de las cosas. Pero ¿y para quien, en el fondo de sí mismo, ha tenido siempre la sensación de no existir realmente?¿De no haber vivido?
La muerte de la hija de unos amigos en un tsunami en Asia, su cadáver, su descomposición, los avatares de la repatriación, el amor, el inmenso amor de los padres, hacia ella y entre ellos, la fragilidad del ser ante la naturaleza; o la muerte de la hermana, de la jueza implacable, minusválida, valiente, muerta por un cáncer que le hace compartir una historia maravillosa de amor con su marido, un residuo de mayo del 68, bondadoso, idealista, con sus hijos, por supuesto, y con su compañero de emociones y de intimidad, con el otro juez cojo también, golpeado por el cáncer, por el amor hacia su mujer y por su incondicional amor hacia ella. El amor como elemento nucleador, como salvación ante lo cotidiano por excepcional y humano, dirigen la novela hacia la literatura, hacia una trama que te hace sentir el placer de la lectura, de disfrutar en el dolor y en la inmensidad de ser amado.
Él nos habla a los lectores de manera constante, reflexiona sobre el hecho creador, sobre la novela, sobre su génesis, sobre su concepción de la literatura, metaliteratura.
Los personajes tienen fuerza, son auténticos por reales y verosímiles, pero también tienen las características necesarias de los héroes de los libros: intrépidos, propiciadores del címax, luchadores y actores de la acción. Son fuertes, con sus rasgos psicológicos muy bien trazados, son personas anónimos que pasan a la inmortalidad de las letras por motivos propios.

A la gente que frecuento no le plantea problemas que un libro sea horrible: por el contrario, muchos ven en este hecho un mérito, una prueba de audacia que acredita la valía del autor. A los lectores más candorosos, como la madre de Patrice, les perturba. No juzgan que esté mal escribir estas cosas, perode todos modos se preguntan por qué escribirlas. Se dicen que un tipo amable y bien educado, que les ayuda a cortar en rodajas los pepinos, que parece participar sinceramente en el duelo de la familia, debe de ser, ese a todo, o muy retorcido o bien desgraciado, en cualquier caso debe de haber en él algo anómalo, y lo peor es que no puedo evitar estar de acuerdo con ellos.(...)

Habría dicho que había conseguido cosas, tenido dos hijos hermosos y vivos, escrito tres o cuatro libros en los que cobró forma lo que yo era. Hice lo que pude, con mis medios y mis trabas, luché por hacerlo, no es un balance negativo. Pero lo esencial, que es el amor, me habrá faltado. He sido amado, sí, pero no he sabido amar: o no he podido, es lo mismo. Nadie ha podido descansar en mi amor con absoluta confianza y yo no descansaré al final en el amor de nadie.
Al final un viaje fascinante a uno mismo, a quién es, a quién le gustaría ser. Es un libro magnífico que publicó Anagrama. Como siempre algunas cuestiones que os interesan.


ISBN 978-84-339-7563-8
PVP sin IVA 17.31 €
PVP con IVA 18 €
Nº de páginas 264
Colección Panorama de narrativas
Traducción Jaime Zulaika
Fui testigo de dos de los acontecimientos que más temo en la vida: la muerte de un hijo para sus padres y la muerte de una mujer joven para sus hijos y su marido. Alguien me dijo entonces: eres escritor, ¿por qué no escribes nuestra historia? Empecé, pues, a contar la amistad entre un hombre y una mujer, los dos supervivientes de un cáncer, los dos cojos y los dos jueces. En este libro se habla de la vida y la muerte, de la enfermedad, de la pobreza extrema, de la justicia y, sobre todo, del amor. Todo lo que se dice en él es cierto. De esta manera presentaba Carrère la edición francesa de este libro ver­daderamente extraordinario. De vidas ajenas recibió el Premio Globe y otros galardones, y la prensa cultural francesa lo eligió la mejor obra narrativa del año.

«En un libro sobrecogedor, Carrère se acerca lo máximo posible a la condición humana. Valor, potencia y una formidable vitalidad narrativa, un libro que no se puede dejar hasta el final» (Raphaëlle Rérolle, Le Monde)

«La non fiction novel a la francesa ha encontrado a su maestro» (François Dufay, L’Express)

«El autor francés más poderoso, un nuevo Dostoievski» (Jean-François Ker­véan, Gala)

«Una novela de la conciencia, en el sentido de La condición humana de André Malraux» (TM). «La novela me ha impresionado mucho. Asiste a dos momentos trágicos en su vida: la pérdida de un hijo de un amigo suyo y la muerte de una amiga después de una lucha feroz contra la enfermedad... Parece un planteamiento bastante simple, escribir sobre supevivientes de tragedias, pero se trata de una experiencia literaria brutal, que se lee como una novela. Es un poco lo que hace Truman Capote con A sangre fría, hacer literatura con una gran investigación periodística, partiendo de la realidad. Me apasiona» (Pedro Almodóvar, El Cultural, El Mundo)

«Una de las voces más originales y más sólidas de la narrativa contemporánea internacional… En De vidas ajenas se disipa cualquier posible resquicio de duda sobre el talento y el valor de esta cautivadora voz… Una estremecedora e imprescindible historia… Carrère construye una obra desgarradora y grandiosa que devuelve la mirada a los pequeños acontecimientos que fundamentan la existencia… Está escribiendo para hacer comprensibles las razones y los motivos de tanto dolor, para descubrir la otra parte del ser humano que, paradójicamente, había dejado a oscuras hasta ahora en sus obras. Es de esta manera como parece llegar al descubrimiento de la verdadera humanidad, y deslumbrar, con esta epifanía, a los lectores» (Sònia Hernández, La Vanguardia).

«La crítica francesa ha elegido este libro de Carrère como la mejor obra narrativa del año. Tras el tsunami del océano Índico, dos jueces que han sufrido cáncer se embarcan en una historia sobrecogedora que atrapa desde el principio» (Elisa Silió, El País).

«No es una novela, aunque esté contada con técnica narrativa de primer orden. Tampoco es una crónica, pese a que la historia avance con pulso «capotiano»... Le adornan, también, la profundidad psicológica de los rusos y la certera distancia de algunos americanos… Desgarradora historia» (Ángeles López, La Razón).

«Una novela que ha recibido elogios unánimes de la prensa cultural en el país vecino. Una historia de amor, con una profunda carga literaria, tan conmovedora como bien escrita» (Luis M. Alonso, La Nueva España).

«Emocionante relato en el que, además de su habitual interés por la crueldad de la vida, también se acerca a las posibles redenciones que ésta ofrece» (Josu Lapresa, Rolling Stone).

«Pese a que los temas que se abordan en esta obra son sin duda extremadamente duros, el autor tiene la enorme habilidad de no caer nunca en el sentimentalismo ñoño, ni tan siquiera resaltar el lado siniestro de los dramas narrados. La importancia del amor, por el contrario, así como un canto al valor, al coraje de vivir, y la vitalidad, presiden cada una de estas páginas que se leen siempre con emoción, más sabiendo que el autor ha tratado en todo momento de ser lo más fiel posible a los hechos que relata» (Cayetano Sánchez, Canarias 7).

«Sorprendente novela de no ficción, que está lejos de ser un libro siniestro, porque es una obra acerca del amor, de la amistad, del valor, el coraje y la vitalidad; también de la justicia. Todo está en el personaje de Étienne Rigal, juez y amigo de Juliette, y su visión de la vida» (Juan Carlos Rodríguez, Vida Nueva).

«Carrère suma a El adversario, otra obra estremecedora sobre un caso real, esta fascinante obra, un texto de una singular intensidad catártica» (El Ideal Gallego).

«Un libro sobrecogedor, hermoso y desgarrador a un tiempo» (Gara).

«La historia o historias que Carrère nos cuenta tienen toda la intensidad, la belleza y poder de evocación de la mejor literatura» (Diario de Jerez).

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