domingo, 21 de septiembre de 2014

Bajo el volcán,Under the volcano, Malcom Lowry

Portada de Bajo el volcánVuelvo a estas páginas después de un tiempo de descanso, de dejar que las letras vengan a mí con tranquilidad, que el ritmo del trabajo se vaya instalando como un metrónomo inexacto. Tardo mucho en leer la obra, tardo en asimilarla, pero mientras lo hago, mientras lucho contra ella, contra el collage denso y tupido de la escritura de Lowry, voy pensando en literatura, en lecturas, en el lector, y en que no  siempre estamos en el momento exacto y preciso que requiere la lectura de una gran obra, no. No todas las obras grandes, lúcidas, especiales, clásicas, son bienvenidas por el lector porque vivimos en coordenados temporales, en tiempos muy precisos, y en circunstancias que nos hacen apreciar, más o menos, lo leído. Ahora bien, no os engañéis, aunque he sufrido para leerla, sé que es una obra única, un tesoro al que debemos acercarnos con sigilo, con cariño, porque el mundo descrito por el autor es pura literatura, pura pasión, pura humanidad.

Novela densa, lo he dicho, dura, imprecisa, que se adentra en el mundo onírico de las fantasías alcohólicas del cónsul Geoffrey, bajo la mirada atenta de dos volcanes que, a modo de guardianes del reino de los muertos, vigilan la decadencia afectiva y moral en que va sumergiéndose nuestro personaje. La novela nos cuenta la vida en un mundo extrañado y opresivo del Méjico profundo, la vida del cónsul, alcohólico, casi destruido, y que deambula como un fantasma entre las voces del delirio tremens. Todo parece real, la vuelta de su mujer Yvonne, la presencia de su hermano Hugh,periodista, compositor y comunista que evoca la república española, sin embargo algo en la lectura, en la ambigüedad argumental, en los recesos y en los frecuentes flashbacks me hace pensar, creer, que todo es un delirio, un sueño imperfecto del cónsul que en la hora de su muerte, asesinado a tiros, rememora y rescata escenas de su vida en el lapso del día que ha vivido. Imaginemos, es nuestro derecho de lectores, rehagamos el argumento, sin miedo, sin pudor, imaginemos que la historia se desliza por los caminos complejos de lo onírico, entre la densidad de las nubes alcohólicas del mezcal y el tequila. El alcohol, la demencia,
Pero cabrón, no puedes ver que lo que está pensando es que la primera cosa en que piensas, después que ella ha llegado a casa de este modo, es en una copa aunque sólo sea una copa de estricnina cuya intrusa necesidad y yuxtaposición anulan su propia inocencia así es que ves debieras hacerlo ante semejante hostilidad ¿acaso no debieras? comenzar ahora con whisky en ves de comenzar más tarde con tequila a todo esto ¿dónde está? bien sabemos dónde está eso sería el principio del fin tampoco con mezcal que sería el fin aunque quizá sería un fin endiabladamente bueno, pero el whisky el noble añejo y saludable fuego que escalda la garganta (...) ¿qué haría usted en un caso de delirium tremens crónico, dirigido, sistemático e ineluctable?(...)
el mezcla hacía sonar una nota discordante, luego una sucesión de quejumbrosas notas discordantes a cuyo son parecían bailar todas las neblinas que se mecían en las elusivas sutilezas de los listones de luz, entre las cintas de flotantes arco iris.
La novela es mucho más, es un fresco gigante de la sociedad mejicana, rural y civilizada, cruel y dominada por costumbres ancestrales, paradójica, mezcla la belleza deslumbrante de sus selvas, cascadas y volcanes, y el hedor de sus carreteras y cantinas.
¿esperanza?...Era un país de esclavitud en donde se vendía a los seres humanos como ganado, y los pueblos autóctonos:yaquis, papagos, tomasa-chics, exterminados por deportaciones o reducidos a peor estado que el peonaje,perdían sus tierras en servidumbres o a manos de extranjeros.
El libro, además, tiene momentos de lucidez lírica que se contraponen a la densidad ambiental de la borrachera, a la tensión sexual de Yvonne. La literatura crea esos espacios infinitos de belleza, reales e imaginarios simultáneamente.
contemplaron, con corazones ansiosos de cielo, la imponente montaña Himavat...Lamida por el lago, en ella florecían los lirios, el cáñamo brotaba, las montanas resplandecían, las cascadas jugueteaban, la primavera era verde, blanca la nieve, azul el cielo, y los retoños de los frutos eran nubes.
Una de las cosas que más me ha desconcertado es que la escritura pierde el hilo argumental en ocasiones, con evocaciones y construcciones oníricas que le dan al relato un aire de provisionalidad e inestabilidad que se hace eco en la trama que nos presenta: futilidad de la vida, fracaso, tristeza e inseguridad. Pero nuestro cónsul es lúcido en su delirio, en su caída al seno del volcán, a la madre tierra, en su bajada al infierno,porque todo es un camino, el de Yvonne, el de Hugh, y el del propio cónsul, es un viaje trascendente hacia la búsqueda de uno mismo y la resolución de conflictos interiores e interpersonales con los volcanes como guardianes majestuosos y seguros frente a esta inseguridad de la que os he hablado, frente a los temores de todos y cada uno de los protagonistas, tal vez el camino es la descripción de la naturaleza salvaje y extraña del ser.
Novela compleja, que nos lleva al cnetro mismo del infierno personal, de la destrucción y de la necesidad de amar. La tenemos en Tusquets.

NARRATIVA (F). Novela
Noviembre 1997
Andanzas CA 318
ISBN: 978-84-8310-031-8
País edición: España
424 pág.
19,23 € (IVA no incluido)

Bajo el volcán narra el naufragio etílico del ex cónsul británico Geoffrey Firmin a lo largo del día de los Muertos de 1938, en un México que es, a la vez, el paraíso y el infierno terrenales. Acosado por los fantasmas del pasado y su deseo de autodestrucción, Firmin, incapaz de reaccionar al regreso de su ex mujer, deja que ella vuelva a acercarse a su hermanastro Hugh, implicado en actividades políticas. Un funesto augurio, un indio moribundo al borde de un camino, da la primera señal de alarma.

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