miércoles, 4 de junio de 2014

Blanco nocturno, Ricardo Piglia


La novela policíaca, tal y como he planteado en este blog, no deja de ser un género con sus normas, sus principios o su estructura narrativa. La necesidad del antihéroe que la protagonice, las mujeres que le acompañen, y una tristeza y desencanto del mundo que esté siempre presente. Sin embargo hemos visto múltiples variantes: mujeres protagonistas, médicos, periodistas, aficionados, hombres fieles, mujeres independientes, es decir, el género ha ido evolucionando para convertirse, simplemente, en literatura.
Las novelas policiales resuelven con elegancia o con brutalidad los crímenes para que los lectores se queden tranquilos.
El libro que os traigo hoy es un libro mágico, complejo, hermoso, es literatura. Lo policial, las pesquisas, no dejan de ser parte de un esquema primitivo, sin embargo crece y se multiplica en diferentes dimensiones que hacen de él una obra compleja y literaria.
La trama es sencilla, una muerte que sirve como punto de inflexión para reencontrarnos con la historia amarga de una familia, para acercarnos a unos personajes que nunca han sido lo que han dicho de ellos, sino complejidades creadas con sabiduría y buen oficio.
Encontramos retazos de la escritura americana que tanto venero, el juego con el léxico dándole, en muchas ocasiones, esa dimensión épica que me fascina.
Durán había venido a enriquecer esa mitología y su figura alcanzó una altura legendaria mucho antes del momento de su muerte.
 La novela se mueve en la premonición, en los lindes de la realidad, en ese misticismo paranormal y selvático en que se desarrollan muchas novelas americanas.
Según ella, algo estaba por pasar y el pasado era como una premonición. Nada se iba a repetir, pero lo que estaba por pasar -lo que Rosa imaginaba que iba a pasar- se anunciaba en el aire. Había un clima de inminencia, como una tormenta que se ve venir en el horizonte.
Porque todo sucede porque se imagina, y esa clave que han descubierto en esa literatura, es el punto de partida del universo redimensionado de la misma.
el libro, dentro de sus múltiples facetas, explota una que reflexiona sobre el propio acto literario. es un aspecto queme interesa mucho en la literatura: la metaliteratura; el lector debe aprender y reflexionar.
- Mi madre dice que leer es pensar -dijo Sofía-. No es que leemos y luego pensamos algo y lo que leemos en un libro que parece escrito por nosotros pero que no ha sido escrito por nosotros, sino que alguien en otro país, en otro lugar, en el pasado, lo ha escrito como un pensamiento todavía no pensado, hasta que por azar, siempre por azar, descubrimos el libro donde está claramente expresado lo que había estado, confusamente, nopensado aún por nosotros,No todos los libros, desde luego, sino ciertos libros que parecen objetos de nuestro pensamiento y nos estaba destinado. Un libro para cada uno de nosotros. Hace falta, para encontrarlo, una serie de acontecimientos encadenados accidentalmente para que al final uno vea la luz que, sin saber, está buscando.
¿No os suena esta reflexión? Los libros vienen a nosotros, azar, casualidad, emoción, pensamiento, reelaboración. Los libros son el alimento de nuestra alma, los pensamientos y añoranzas que nos brindan otros hombres y mujeres para que encontramos pequeños espacios de libertad.
Libro magnífico, un placer para mis sentidos, y para los vuestros. En Anagrama. Os dejo datos interesantes.

 
Tony Durán, un extraño forastero, nacido en Puerto Rico, educado como un norteamericano en Nueva Jersey, fue asesinado a comienzos de los años setenta en un pueblo de la provincia de Buenos Aires. Antes de morir, Tony ha sido el centro de la atención de todos, el admirado, vigilado, diferente pero también el fascinante. Había llegado siguiendo a las bellas hermanas Belladona, las gemelas Ada y Sofía, hijas de una de las principales familias del lugar. Las conoció en Atlantic City, y urdieron un feliz trío sexual y sentimental hasta que una de ellas, Sofía, «quizá la más débil o la más sensible», desertó del juego de los casinos y de los cuerpos. Y Tony Durán continuó con Ada, y la siguió cuando ella volvió a la Argentina, donde encontró su muerte.

A partir del crimen, esta novela policíaca muta, crece, y se transforma en un relato que se abre y anuda en arqueologías y dinastías familiares, que va y viene en una combinatoria de veloz novela de género y espléndida construcción literaria. El centro luminoso del libro, cuyo título remite a la cacería nocturna, es Luca Belladona, constructor de una fábrica fantasmal perdida en medio del campo que persigue con obstinación un proyecto demencial. La aparición de Emilio Renzi, el tradicional personaje de Piglia, le da a la historia una conclusión irónica y conmovedora.

Esta novela fue galardonada con el Premio de la Crítica en España y el Premio Rómulo Gallegos, entre otros.

«Un autor enorme» (Leila Guerriero, El País Dominical).

«Una novela en la que se amalgaman con naturalidad Faulkner y Chandler» (Ricardo Senabre, El Mundo).

«A cada nuevo libro de Piglia me pregunto no si es merecedor del Premio Cervantes, sino cuándo le va a llegar este reconocimiento» (J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia).


ISBN 978-84-339-7735-9
PVP sin IVA 9,52 €
PVP con IVA 9,90 €
Nº de páginas 304
Colección Compactos

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