jueves, 24 de abril de 2014

Hoy el cielo está azul y blanco con manchas azul brillante y una luna pálida y pequeña y voy a destruir nuestra relación hoy,Today The Sky is Blue and White with Bright Blue Spots and a Small Pale Moon and I Will Destroy Our Relationship Today, Tao Lin

Al igual que la pintura, la literatura, que es el único arte verdadero -es la única que ficciona de manera absoluta la realidad- no siempre se conforma con realizar retratos más o menos afortunados de la realidad que la rodea. Desde sus inicios ha tenido autores que han intentado revolucionarla, cambiarla, hacela más interesante. De lo último que he leído, quitando a los clásicos Joyce o Martín Santos, me ha gustado Foster Wallace y Mallo. El intento de hacer otra literatura de lo posible, de describir el mundo que nos rodea con una perspectiva personal y única, se convierte en una necesidad en un mundo dominado por los gustos editoriales que tiranizan la libertad del lector. Es paradójico que, cuantos más libros se publican, menos libertad de elección tiene un lector abducido por el merchandisin y el peso de la trituradora de los media. Así, estos libros, escritos con mayor o menor fortuna, son una bocanada de aire fresco en el universo literario porque enfrentan al lector con sus límites culturales, con sus estereotipos literarios e, incluso,con sus gustos.

Tao lin es un autor norteamericano, de culto, que se desliza por esta nueva literatura encarando el desencanto y la anomia de una manera brillante, minimalista, mínima por lo tanto, esencial, desprovista de literatura, vaya. El libro que os presento consta de quince cuentos en los que el autor aborda el desencanto de vivir en un mundo tecnológico y previsible, la falta de fuerzas para enfrentarse a los retos tradicionales del ser humano. Lo hace con un estilo Bukowski, igual es una fijación personal del que os escribe, pero me ha recordado mucha de su literatura. No hace que los personajes se refugien en el alcohol o las drogas, no, los personaje de Tao son fantasmas inseguros, deprimidos, solitarios, que carecen de perspectiva vitales, de la ilusión necesaria por seguir luchando en la hostilidad de un mundo para el que no están preparados.
Richie
Es el primer cuento. En él unos secuestradores cogen a una familia de hijo único. Este nos cuenta, desde su perspectiva, la distancia abismal entre sus padres y entre estos y él. Vemos cómo la incomunicación se irá convirtiendo en uno de los temas favoritos del autor, la incomunicación y la falta de cosas que nos tenemos que decir entre nosotros. Me parece magistral, duro, poético, en ocasiones metaliterario. Juega con el lenguaje, con el sentido del espacio de la trama, con el argumento. La historia te atrapa con un sentimiento de asfixa y desencanto, con la decadencia del amor y el de la tiranía de un yo absoluto encarnado por el padre; este egoísmo sin límites es el que tiraniza las relaciones, ya que el único fin de la existencia se convierte en una necesidad individual de huida enfrentado a la necesidad colectiva de la familia.

Mi mamá y mi papá no hablan entre ellos. Están enojados uno con el otro. No hablan./Nunca lo hicieron. Pero siempre había algún lugar adonde ir. Otra habitación. Ahora no tienen adonde ir. No hablan.
La entrada del garaje.
En este cuento, o relato, como queráis llamarlo, la primera persona funciona muy bien como canalizadora de la narración. La acción se desarrolla por impactos, a golpes, como son los pensamientos del azar, como es el caos que rige la vida, así va explicando el desorden sin nombre. Es cierto que existe una nueva literatura que no se limita a describir, transformándola, la realidad, sino que la vive y la recrea con la palabra.
Ves a la playa.
En ocasiones el relato se hace frenético, rápido, pasa como una ilusión ante nuestro ojos, es fugaz. Apenas si hilvana la trama que se convierte en una alucinación de los sentidos y es el lector el verdadero artífice del hecho literario, ya que esta alucinación solo es posible si existe una construcción por parte de este.
-Estás más tranquila que antes -digo- Las últimas semanas estuviste más tranquila, más deprimida, y me parece que más nerviosa./
-Eres una persona -digo./-Quiero una galletita dulce -dice- Quiero una galletita dulce. Quiero una galletita dulce. Quiero una galletita dulce.

Debería.
La fugacidad de la relaciones, el sexo sin perspectivas, la ausencia absoluta de ganas de hacer nada, de follar, de no follar, la imposibilidad de darse en la lejanía vital de los personajes, la soledad que arraiga como una enfermedad en sus conciencias, configuran este relato obsesivo y dinámico.
Cáncer.
Todos tenemos cáncer, nuestro teléfono, nuestra ropa, nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros hijos, todo se pudre sin remedio: nuestras conversaciones, nuestra vida, nuestra visión de las cosas. Ella bsurdo cmo motor de una realidad extrañada. ¿Qué es lo que nos pudre?
Delfines.
Sigue con el absurdo: las imágenes que se suceden configuran un espacio donde se busca el amor y la comprensión.
Cuando tenía cuatro años fui a un crucero en las Bermudas con m hermano. Mi hermano era viejo. Tenía veinticinco. Un día, en el crucero, estábamos en la cubierta superior./ -¿Dónde están mis papás?-dije- Se supone que tengo una mamá y un papá./ Mi hermano me miró fijo un rato muy largo. Me levantó y me tiró al océano. No grité. Pensé que debía ser normal que te tiren al océano desde un crucero./Fui criado por delfines.

Navidad.
El cuento no deja de ser un espacio abierto a la imaginación, donde se encuentran lector y escritor para configurar un espacio nuevo y original.
La pared que camina.
Una pared que camina, que abre nuevos caminos, que divide de nuevo el espacio, que engulle a la gente. Es la recreación de este nuevo espacio literario, esta nueva dimensión creada con palabras.
Taipei, Taiwan.
Uno de los inconvenientes de leer a ciegas es no saber a qué género podemos adscribir una nueva tendencia literaria, cómo se llama, si tiene nombre, si el propio autor se autodelimita, si ha fundado una nueva corriente con manifiesto y todo. No me importa mucho.
En este relato sigue con la extrañeza ante un mundo que parece desconocer, alucinado ante el caos, de ahí el juego gramatical, las diferentes construcciones de la trama, la reiteración. Taipei como un Dorado que se convierte en una jaula para el que no tiene esperanzas de futuro.
Error.
En este relato vemos como la desesperación, la incomunicación, la soledad del hombre enfrenta a este con un destino sin perspectivas de cambio. La apatía, el yo que se descompone y no alcanza a reconstruirse reflejado en una madre que padece una demencia incontrolable y onomatopéyica. La familia se convierte en un zoológico demencial donde se cobra entrada para ver a los zombies. Como la vida carece de ningún sentido es sustituida por el monstruo del aburrimiento.
Ladrones.
Aquí lo cotidiano se convierte, de nuevo, en algo absurdo: una víctima habla con los ladrones de su casa, se acuesta mientras estos la desvalijan, los reencuentra y uno le da su tarjeta. La cotidianidad es la desidia ante lo que acontece, la extrañeza que no se puede estructurar.
Candace.
En este relato sigue trabajando sobre la alucinación ant un mundo incomprensible e incomunicado.
Estoy en la cama de noche. Pienso Kafka. Me río fuerte. La luz está prendida, la quiero apagar pero no quiero moverme. La cabeza de una hormiga es dura y blanda, pienso./Dura y fría./Quiero que me trasplanten el corazón de una hormiga, pienso./Porotos de soja, pienso. Tofu. Alga marina. Arroz blanco.

Paseo.
Es un cuento en que la trama parece que adquiere más sentido: una familia hace un viaje en un coche para ver al padre que está en prisión. Las diferentes voces se superponen para realzar la historia.
¡Sandy, canadiense!¡Nunca vas a leer este cuento!¡Chao!
En este relato sigue trabajando esta literatura impresionista, a golpes, de la que os he ido hablando a lo largo de los cuentos. Su finalidad es que el lector sea capaz de elaborar su propio relato, de construir aquello que en realidad quiere leer. El relato está escrito utilizando el signo de exclamación como en un sms, o un mail, alterando la tranquilidad del lector. Es un grito desesperado.
¡Un chico llamado Sandy vino en avión desde Canadá hasta Florida y aterrizó adentro de una casa!¿Él y su mamá y su tío y tía y hermana y padre llenaron una casa!¡Sandy decidió caminar hasta la puerta de entrada!¡Y salió de la casa!¡Había viento y sol y fuimos amigos!¡Había lagartijas!
El novelista.
Con este relato acaba el libro. En él nos cuenta la historia de alguien que escribe su novela en las manos, en los brazos mientras observa en un supermercado a los clientes. Sigue con esa rapidez, con esa sucesión infinita de ideas que tanto me ha gustado.
Camino detrás de ella. La sigo. Se detiene, extiende el brazo hacia un estante,a garra un libro, pone el libro adentro de la canasta. Me mira. La miro. Trato de sonreírle. No me sale./Miro el piso. Sigo mirando el piso. Echo un vistazo. Ya se fue. Camino hasta la sección Poesía. Me siento en el piso./Pienso, Esto va a mi novela. Saco un lápiz del bolsillo./Escribo esto en mi mano.

No siempre podemos leer libros que nos describan un mundo maravilloso que nos haga sentirnos de cuál o tal manera. En ocasiones necesito experimentar que el hecho de ser un lector merece la pena, que cuentan conmigo, que puedo re elaborar mi propio imaginario.
El libro lo tenemos en Dakota editora.


Los cuentos de hoy el cielo está azul… tratan acerca de personas deprimidas, solitarias, alienadas, con baja autoestima, fobia social y otros problemas. Sus personajes a menudo se sienten confundidos o frustrados, emocionados, aburridos o felices. Algunos de los autores favoritos de sus personajes incluyen a Schopenhauer y Fernando Pessoa. Algunas de las películas favoritas de sus personajes incluyen Gattaca, Yi Yi, El país del silencio y la oscuridad, Funny Ha-Ha, La rueda del tiempo, La profesora de piano y Chungking Express.


_“Tao Lin es profundamente inteligente, gracioso y fervientemente dedicado, tal como queremos que nuestros jóvenes artistas lo sean”.
Sam Anderson, The New York Times

_“Aunque tengas que leer a Tao Lin si querés al menos aparentar que estás al tanto de las últimas tendencias literarias, todavía hay allí algo antiguo: preocupación por la gente, por la verdad, el deseo de que las vidas podrían ser mejor vividas”.

Nicholas Lezard, The Guardian




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