jueves, 8 de agosto de 2013

El hombre que nunca existió, Roderick Macleish

El título, en este caso, es significativo de la obra, aunque podemos jugar con él y decir la novela que nunca existió, o la traducción que no se hizo. Sí, podemos jugar, como hace el autor. La industria crea libros para el entretenimiento, best sellers que tienen como objetivo hacer que el lector se entretenga y disfrute de un rato agradable, sin pretensiones, sin pensar, sin decidir nada. En muchos casos son libros bien escritos, algunos con talento, y que sacrifican el esfuerzo artístico por la trama cautivadora. Nada que objetar, los recomiendo y los leo. Pero entiendo que hay un subgénero dentro del best seller, que llamo guión de telefilme, ya lo sabéis, que no respeta al lector ni a la literatura. Es el libro que se concibe como film, no como libro y que desea ser filmado, no leído. La industria lo comercializa, lo lanza, lo promociona y hace que el lector ocasional se siente un rato a leer y sienta las palpitaciones adrenalínicas de una película de acción. A mí me parece una tomadura de pelo.



La traducción pésima, la trama presuntamente convierte la acción en un trhiller psicológico para párvulos, saltando en los análisis psicológicos de los personajes, o en sus introspecciones, como en un tiovivo incontrolable. La reacción no corresponde a una causa, se acelera el ritmo de lo acontecido sin motivación en un inverosímil juego freudiano para niños de pecho. La locura en que hacen caer al héroe, es absurda, inmotivada, pueril e inverosímil. Aquí la literatura no funciona como creadora de mundos.

En fin, es un libro a la altura de Michael Connelly, previsible, malo, y prescindible, haced lo que creáis conveniente, yo no le dedicaría más de una lectura transversal.

Aquí en Grijalbo, aunque casi imposible de encontrar:Título originalThe man who wasn't there
TraductorRosa Grimm
Páginas215
IdiomaEspañol
Publicación1976 (1980)
EditorialGrijalbo
CategoríaAcción y Aventuras
ISBN9788425312151
Rex Carnaby, millonario astro cinematográfico, sube a un avión en Los Angeles para regresar a su casa de Washington, D.C. Para desembarazarse de un desconocido que se ha sentado junto a él, Rex simula ser su propio hermano, un imaginario sujeto que se dedica a cazar animales en África para los jardines zoológicos. De regreso en Washington, mientras hojea el periódico matutino, Rex se sorprende al leer cierta noticia en la página necrológica: el hombre que él se ha inventado ha muerto. Rex inicia así un horripilante viaje a la locura, que le obliga a enfrentarse con sus más acuciantes dudas y temores.
En un esfuerzo por comprender lo que le está ocurriendo, decide recurrir a sus allegados. Pero todos parecen impotentes: su hermanastra Maggie, su ex esposa Liza, Harry Ashton, viejo amigo de los Carnaby y uno de los hombres más influyentes del mundillo político...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Debido a algún comentario improcedente que no respeta ni al autor del blog ni a los participantes del mismo, me veo obligado a moderar los comentarios. Disculpa las molestias.