lunes, 29 de abril de 2013

El fin de los buenos tiempos, Ignacio Martínez de Pisón


CM 302Los profesores de literatura tenemos un problema con los nuevos escritores: o bien nos dedicamos en cuerpo y alma a enseñar las virtudes de los que el canon llama clásicos, madre mía que temeridad  o tenemos que centrarnos en obritas juveniles, insulsas y recreadas en las series juveniles de dysney chanell, para consumo de adolescentes obsesionados por el wasap, e inmersos en la revolución lingüística del español. Por eso, digo  no tenemos tiempo de centrarnos en la novelística actual, y cuando tenemos un minuto, nos vamos corriendo a leer algún clásico contemporáneo que hemos dejado olvidado en la estantería.
Es cierto que el profesor moderno de literatura, en educación secundaria, tiene que luchar contra los dragones para acercarse a las nuevas tendencias e incluso para sacar tiempo para la lectura. Mi mayor fracaso obsesivo, es no llegar nunca a enseñar, ¿se puede, en verdad, enseñar literatura a quien no lee?, a los clásicos hispanoamericanos contemporáneos, por eso pienso que la literatura que enseño está tan lejos de ellos como de mí. Tengo cierta sensación de desazón interior.

Pero cuando nos encontramos con alguno de ellos, me refiero a jóvenes escritores que hacen de la literatura pasión, y escriben con una precisión y talento que no admite discusión, sentimos una solidaridad absoluta, sin fisuras, y admitimos que seremos fieles a ellos por los siglos de los siglos. Me pasa con Vila Matas, Giralt Torrente, Landero, Pisón, Cercas, Muñoz Molina etc.

Martínez de Pisón es uno de ellos, me lo encontré cuando estaba en la facultad y publicó los libros La ternura del dragón y Alguien te observa en secreto, descubrí en él una técnica precisa y un lenguaje actual, sin pretensiones, directo y hermoso, a veces falto de hondura psicológica, pero literario, veraz.

En esta novela, que no lo es, más bien un libro de relatos cortos al estilo de las cervantinas novelas ejemplares de estilo italiano, y que ahonda en las relaciones padres e hijos con una precisión quirúrgica, haciendo que sea el lector el que extraiga sus propias conclusiones. La primera novela, Siempre hay un perro al acecho, aborda la relación entre un padre, el perro de su hija y la muerte de ambos, del perro y la niña. Relato inquietante, premonitorio, en el cual el viaje que debe ser un elemento liberador e iniciático, se convierte en una sucesión de perros muertos en la carretera. Estaríamos ante la infancia como un período de ambigüedades y egoísmos.  La interpretación corre a cargo del lector, claro, ¿cómo si no? y nos hace plantearnos los límites del amor y la abnegación. El segundo relato, El fin de los buenos tiempos, que da nombre al libro, también nos cuenta la relación entre un padre y un hijo, un padre que despareció y que vuelve al pueblo en que alcanzó la fama, para llevar un equipo de fútbol. Es la adolescencia, la configuración del yo, la imitación, la fuerza. La ley de la gravedad, la última y más madura, aborda la madurez; es el relato más psicológico, más cierto, más veraz, en el cual las relaciones padre e hijo adquieres un redimensionamiento al ser el hijo el que vela y reflexiona sobre su padre, sobre su pasado y el presente que desaparece rápidamente.

Buena novela que podéis encontrar en Anagrama. Aquí os dejo la sinopsis:
Tres novelas cortas, tres viajes distintos: el de una familia que inicia sus vacaciones de verano, el de un modesto equipo de fútbol en pos del ascenso de categoría, el de un hombre que regresa a su propia ciudad después de varios años de ausencia. Destinos en los que la fatalidad adquiere sucesivamente la forma de una enigmática enfermedad, un raro maleficio o una prolongada agonía. Tres variaciones sobre un mismo tema, el de las relaciones entre padres e hijos y su siempre difícil entendimiento: uno de los mejores libros del autor.

1 comentario:

  1. De Martínez de Pisón solo he leído El día de mañana, que me pareció genial por la manera tan original de describir ese periodo del final del franquismo. Supongo que debe ser difícil despertar el interés en la literatura entre los jóvenes, pero como bien dices esas novelas "preparadas" para su edad no siempre son la mejor manera de empezar.¡¡¡Me apunto tu recomendación !!! Saludos.

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