martes, 27 de noviembre de 2012

En el jardín de las bestias, Erik Larson

Cuando vi que había un libro que se había leído en todas partes de un tal Erik Larson pensé, vaya, un nuevo libro policíaco  novela negra, vamos a leerlo, así me relajo de los tochos que me he leído últimamente.
Vaya, empiezo a leer y lo que me encuentro es una novela negra, pero no policíaca, bueno, tampoco es una novela, o sí, y ahí radica su encanto y originalidad. Cuando empiezo a leer pienso, joder, si está lleno de anotaciones bibliográficas y de trabajo de historiador, me desconcierta, pero sigo leyendo y conforme avanzo, me doy cuenta de que me resulta imposible parar.
El tema es lo suficientemente atractivo como para engancharme, creo que alguna vez he manifestado mi interés por el nazismo, así que la historia de un diplomático norteamericano que es enviado a la Alemania que comienza a ser nazi sin ser diplomático, me llena de turbación. Me entero de que el primer embajador norteamericano de Roosvelt en la Alemania del 33 es un profesor de historia, un caballero educado y muy culto, profundamente objetivo y que cree firmemente en los valores que representa la democracia norteamericana. Llega a Berlín, Hitler se convierte en primer ministro, comienza su ascensión, por su casa van pasando todos los personajes del régimen, y nos muestra de una manera cruda la manipulación paulatina de la realidad, la tergiversación del lenguaje, los asesinatos, el control del estado, la disolución del individuo  a favor de la masa, la uniformidad de la población, la delación, el antisemitismo, el control de la ley. La visión del autor tiene doble perspectiva, se centra tanto en la figura del embajador Dodd, como de su hija Martha, sus amores, muchos e importantes, sus movimientos, su coqueteo con la URSS, con la Gestapo, o con miembros de otras embajadas..
La lectura te intranquiliza, a la información típica del ensayo une la fuerza narrativa de una trama bien trabada. No solo es historia, es también novela, literatura al fin. Dodd se convierte en un faro de la democracia de occidente en mitad del jardín de las bestias, es un oasis de libertad y raciocinio frente al sometimiento a lo visceral e irracional. La familia Dodd representa todo lo que hay de bueno en la democracia, y de malo, claro, pero es la libertad de cada uno la que determina el futuro, no la ubicuidad y el dominio de un Estado podrido.
No quiero adelantar nada más, solo deciros que el libro narra el periplo diplomático de esta particular familia entre 1933 y 1938, aunque después hace la concesión al lector de hacer una breve sinopsis de lo que fueron sus vidas después de Berlín. El libro está publicado por Ariel, para mí, imprescindible. Aquí os dejo la sinopsis:


En junio 1933, William E. Dodd, profesor de historia de la Universidad de Chicago, recibe la inesperada llamada del presidente Franklin D. Roosevelt, que le nombra embajador de Estados Unidos en Alemania. Al poco emprende viaje hacia Berlín con su mujer y sus dos hijos, Bill y Martha. Ésta, una atractiva joven de 24 años, seductora y veleidosa, se toma el viaje como una aventura.
Berlín es un nido de conspiraciones, agarrotada por el miedo, pero conserva aún el encanto de una ciudad cosmopolita, y Dodd y Martha tardan en comprender la magnitud del desastre que se avecina. Durante meses el padre adoptará una actitud apaciguadora y la hija coqueteará alegremente con la cúpula del poder nazi. Sin embargo, Dodd acaba entendiendo lo que está en juego; Martha también acaba descubriendo el horror que se oculta tras los oropeles de las fiestas, los diplomáticos enamoradizos y los nazis elegantes.
Como si de una trepidante novela se tratara, Erik Larson realiza una documentada reconstrucción del Berlín de 1933, una ciudad que vivía una de esas encrucijadas en que la realidad supera a la ficción. Una obra que ofrece una perspectiva humana de la historia, donde los sueños y debilidades de cada uno se despliegan sobre un telón de fondo en el que se palpa la inminencia del horror en estado puro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Debido a algún comentario improcedente que no respeta ni al autor del blog ni a los participantes del mismo, me veo obligado a moderar los comentarios. Disculpa las molestias.